miércoles, 11 de enero de 2012

ARAÑAS, CUCARACHAS Y OTROS HUMANOS

Lygia Pape. Espacio imantado. Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. C/ Santa Isabel, 52.
MARTA-ESTHER GÓMEZ GARCÍA.

Lygia Pape, artista contemporánea brasileña mas importante, nos ofrece en el Museo Reina Sofía una retrospectiva de su obra a lo largo de su extensa y variada creación que aborda disciplinas como ballet, cine, pintura, performance, instalación, relieves, poemas y collages. Una prolífica producción que plasma las inquietudes de un país en pleno proceso de modernización artístico y político durante la segunda mitad del siglo XX.
Formó parte del Grupo Frente junto con otros artistas brasileños cuya máxima era considerar el lenguaje geométrico como campo abierto a la experimentación y basándose en las palabras de Theo van Doesburg que define el arte concertista como una forma de abstracción que ha de liberarse de cualquier asociación simbólica con la realidad puesto que las líneas y los colores son concretos por si mismos. Asistimos pues a una extensa creación geométrica de lienzos liberados de marco que apabullan una inmensa pared como piezas de un puzle psicodélico.
Pese al concepto de la autora sobre su creación, a la que define como circular negando la existencia de fases, podemos considerar una segunda etapa neoconcretista en la que toma importancia la participación activa del espectador en la obra. Es el caso de “Divisor”, performance en la que la gente se aglutina bajo una misma tela blanca en laque sobresalen las cabezas. Visualmente nos evoca a otra de sus piezas en la que coloca cucarachas barnizadas sobre un fondo blanco (“Caja de cucarachas”).
Lygia Pape se encuentra en constante mutación de sus obras, pues, como un insecto, evoluciona y descubre nuevos caminos. Suyas son las palabras que la definen como una araña que teje planos de vida o muerte sobre una red que no es otra que los cautivadores hilos de oro y plata que descienden como haces de luz en “Ttéia” que invitan a deslizarse cual arácnido a través del espacio luminoso.
Es una artista del experimento que como una hormiga que fluye ahondándose en comportamientos terrenales y profundos. Que huye del hermetismo propio de un museo incitando a placeres lascivos con videos como “Cómeme” en el que una boca inmensa parece engullirnos mientras saborea con movimientos de lengua un elemento que nos remite al instinto más sexual y primitivo. Convirtiendo al espectador en parte del acto y receptor de un lametón de sensaciones irreverentes.
De forma contigua encontramos la reproducción de“Wampirov” en el que las referencias sexuales son claramente presentadas por un vampiro que en sueños producidos por sustancias indeterminadas produce sensaciones orgásmicas. Sustancias que quizás nos ofrezca como buena anfitriona al comienzo de la exposición donde aguardan cuencos con agua de colores dispuestos a ser probados con cuentagotas, como si de una ruleta rusa del color se tratase.

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