viernes, 30 de septiembre de 2011

Ruina melancólica

Gregory Crewdson. "SANCTUARY"
Galería La Fábrica
C/ Alameda 9, Madrid
Gloria Gutiérrez Sánchez

El neoyorquino Gregory Crewdson es mundialmente conocido por su serie de fotografías surrealistas, llenas de cargas psicológicas y color, que muestran la vida cotidiana en los hogares estadounidenses.

Sin embargo esta vez nos muestra su primer trabajo fuera de los Estados Unidos, que se compone de doce fotografías digitales en blanco y negro.

En la serie aparece el famoso estudio Cinecittà, en las afueras de Roma. En esta “ciudad del cine” se grabaron películas en los años 50 como “Quo Vadis” o “Ben Hur” ambientadas en el antiguo Imperio Romano.
“Sanctuary” es como se llama su nuevo trabajo, un espacio, un santuario propiamente dicho donde se veneran antiguos hechos cinematográficos.
Crewdson deja en un segundo plano la actividad humana mostrándonos los restos de la Cinecittá, abandonados, sin presencia humana con el objetivo principal de captar esa arquitectura fantasmal.

Esa ausencia de vida, nos transmite melancolía, tristeza; como también la podemos percibir por los charcos que inundan las calles de esta ciudad abandonada, los andamios en mal estado, los hierbajos que crecen y el empleo de la luz, aunque las fotos estén hechas en blanco y negro. Parece que la luz desde un punto toma una sola dirección. Por ejemplo en algunas instantáneas, parece que estamos en un sitio recóndito y lleno de sombras. Hay un camino hacia un lugar lleno de luz del día que parece una vía de escape, que acaba con una puerta entreabierta.

“En estas fotos recurrí a la tranquilidad de aspectos inherentes y misteriosos de los conjuntos vacíos. Como ocurre con gran parte de mi trabajo, pongo mi mirada en los límites difusos entre realidad y ficción, naturaleza y artificio, belleza y decadencia.” Con estas palabras el autor refleja la contraposición de ideas que quiere mostrar con sus fotografías y la tranquilidad que asola la ciudad del cine.

También llama la atención una fotografía en la que se aprecia un antiguo edificio de esta ciudad del cine como ya se ha dicho, abandonado, repleto de soledad y por el contrario, edificios de una cuidad moderna al fondo, intentando comparar ambas.

Como conclusión recomiendo a todos los amantes de la fotografía que vayan a esta exposición que se encuentra en la galería “La Fábrica”, ya que con esa precisión técnica, sin apenas retoques, Crewdson hace de estas ruinas, algo bello y digno de ver aunque a algunos nos hayan gustado más sus trabajos anteriores.

EL ABANDONO DEL HUMANISMO

Gregory Crewdson. “Sanctuary”. Galería La Fábrica. C/ Alameda 9, Madrid

Este trabajo del galardonado fotógrafo Gregory Crewdson, muestra la melancolía, con el recurrente camino a la tristeza, el cual con el patetismo, resultado del juego entre los colores blanco y negro; vigente en paisajes donde ese ser tan importante en la historia de la humanidad como lo es el hombre, no esta representado en ninguna de las fotografías de la exposición. Lo cual refleja en mayor o menor medida el abandono del humanismo.

Creo que Crewdson con esta obra de ingenio rebaja a un nivel inferior al hombre, postrándose favorable a la naturaleza y sus consecuencias, la cual esta representada en todos los fotogramas. En las imágenes vemos el contraste que realiza Gregory con las arquitecturas representadas y la no presencia de su mano creadora, el hombre. Quiero decir con esto que se ve claramente como al representar la acción creada, las arquitecturas, y no al ser humano; instintivamente el autor deja en segundo plano lo humano.

La tristeza que evoca y la soledad como fiel reflejo de su trabajo, quiere hacer reflexionar sobre la importancia de la naturaleza como sustento de la vida cotidiana y no el hombre como el ser egocéntrico de la historia de la humanidad. Cuántas veces nos encontramos frágiles por la fuerza de la naturaleza, cuántas veces destruimos esa naturaleza, cuántas. Tenemos que abrir los ojos y cuidarla ya que tarde o temprano ese ser tan “inteligente” hasta alcanzará la manera de sobreexplotarla si es que no hemos empezado ya.

En “Sanctuary”, vemos un claro contraste entre el arte moderno hasta ahora, esas imágenes y composiciones abstractas que hacen hasta imaginar cosas que no son lo que se quiere decir con esa obra; para encontrarnos con el recurso de la fotografía y su consecuente resultado, el claro reflejo de la realidad pura y dura; esa realidad que a veces duele pero que otras te puede hacer sentir pleno. Con la representación de esas arquitecturas que podemos observar en todas y cada una de las fotografías se demuestra eso que digo sobre el reflejo de la realidad. Ya que, qué es sino un edificio, la realidad en sí misma en forma de edificio. Todo lo que vemos forma parte de la realidad y si esa realidad esta en forma de edificio o de naturaleza, el espejo de ello se muestra en la fotografía.

El propio autor es mundialmente conocido, americano de nacimiento es miembro del Departamento de Fotografía de la Universidad de Yale. Dicho esto sus fotografías estas expuestas por todo el mundo y no es de extrañar que actualmente se encuentre en Madrid presentando su segunda exposición en la galería fábrica. Afirma Crewdson que: “En estas fotos recurrí a la tranquilidad de aspectos inherentes y misteriosos de los conjuntos vacíos. Como ocurre con gran parte de mi trabajo, pongo mi mirada en los límites difusos entre realidad y ficción, naturaleza y artificio, belleza y decadencia.”

Con ello la exposición queda claramente explicada y no olvidar la sensación que retransmite, por ello invita a la reflexión.

LA FABRICA DE LOS SUEñOS

Gregory Crewdson

Sanctuary

La fábrica Galería. C/ Alameda 9 Madrid

Por Tatiana Małecka

“En estas fotos recurrí a la tranquilidad de aspectos inherentes y misteriosos de los conjuntos vacíos.” Con estas palabras Gregory Crewdson describe su propia obra pero es esto lo que vemos nosotros, los espectadores? Santuary , porque as íse titula este nuevo trabajo de Gregory Crewdson es su primera actuación fuera de los Estados Unidos que se realizó en el legendario estudio Cinecittá, a las afueras de Roma. Esta exposición representa un conjunto de fotografías digitales en blanco y negro . El autor trata de representar una escenografía en la que predomina la arquitectura , es un paisaje suburbano despoblado en el que se crea un ambiente especial , desaparece la frontera entre la ficción y la realidad. En estas imagenes lo que predomina es el sentimiento de la serenidad , la melancolía y una soledad muy profunda ocultadas entre las ruinas. Todo esto se refuerza con el efecto que dan los grafitis , los edificios abandonados y los charcos de agua de lluvia.

Teniendo en cuenta las palabras del propio artista su idea parece estar bastante clara , la tranquilidad de los espacios abandonados , el misterio que se esconde detrás de las viejas paredes y cortinas. Este misterio parece ser la clave para toda la obra, el autor deja un hueco para el espectador ,no deja nada claro para que nosotros podamos descubrirlo solos. Así se crea una especie de tensión ,ya que viendo este paisaje abandonado nos preguntamos que ha pasado aquí y si hay alguien allí, estamos simplemente esperando a que pase algo aunque sabemos que esto sería imposible teniendo en cuenta que son solo unas imágenes. Este misterio despierta nuestra imaginación , nos permite a cada uno de los espectadores inventar su propia historia de este conjunto vacío. Pero ahora bien , si el título de la obra es “Sanctuary” (refugio , asilo) no deberíamos sentir más que curiosidad una especie de calma?La respuesta no parece ser tan evidente , esta serie es como un sueño en el que como suele pasar se crea una mezcla extraña de pensamientos en el que uno no sabe que es lo que siente de verdad . Es algo especial que da a estas fotografías un carácater algo surrealista , en el que el misterio se entremezcla con la tranquilidad , la serenidad en la que uno podría encontrar su propio refugio , huir de la realidad.

Uno de los elementos atraen más mi atención es el extraodrinario juego de luz que consigue crear el autor . A pesar de que es una fotografía en blanco y negro ,Gregory Crewdson capta perfectamente un paisaje al principio y fin de día , la luz que se esconde para aparecer en otro lugar como si quisiera huir de alguien.

“Sanctuary” es una exposición que merece ser vista por los que buscan en la fotografía la huída de la realidad pero también pueden verla los que saben apreciar los valores de una buena fotografía realizada por un excelente fotógrafo.

jueves, 29 de septiembre de 2011

LOS ESQUELETOS

Gregory Crewdson, Sanctuary

Galería La fábrica, c/Alameda 9, Madrid.


Paula Longás Santolaria


Doce esqueletos son lo que, a primera vista, se me aparecen en las doce fotografías de Gregory Crewdson. Unos esqueletos putrefactos, a los que las fachadas pintadas se les caen y nos muestran la verdadera anatomía interior, una estructura ferrosa como huesos tras la carne. Las nubes, las múltiples tonalidades en blanco y negro, las maderas amontonadas junto a los montajes que simulan una ciudad. Como fotografías de un pueblo fantasma en el que sólo queda muerte.

Quizás estos primeros pensamientos sean un poco sombríos, pero había en los cuadros una atmósfera de quietud en la que te podrías internar con facilidad, gracias a esas puertas abiertas que te invitan a deambular por las ruinas, preguntándote dónde está la vida que algún día debió de haber entre los decorados.

“Signum est”, es una pintada escrita en la pared de una de las fotografías. Y, quizás dejándome llevar por este mensaje, yo sólo podía ver signos de lo que ha perdido la vida.

Las plantas van haciéndose camino y devorando estos esqueletos. El único elemento vivo, el vegetal, se está pudriendo, se seca, y parece que su invasión no trae la revitalización de la tierra, sino que ahoga y estrangula lo que queda en pie. Hay charcos, que en ocasiones inundan una calle entera. Así como las plantas, el agua invade las fotografías, como muestra del transcurso del tiempo. La paloma que bebe del río, quizás conforma uno de los necesarios elementos de la frase hecha; “no hay vida sin muerte”. Los ocasos y amaneceres, contribuyen a este pensamiento de ciclo sin fin.

Si continuamos buceando las fotografías, otro elemento muy repetido son las puertas. Las puertas abiertas, las puertas rotas, las puertas con oscuridad que se asoma por ellas, las puertas que llevan a otras puertas, y éstas a su vez con otra puerta. El espectador, en alguna de ellas, “ha roto” una pared que cegaba un arco y puede ver lo que hay al otro lado. La respuesta sobre qué hay más allá aparece en las mismas fotografías: sólo más ruinas y un camino que conduce a la niebla.

Por otro lado, es necesario pensar que la elección situacional del artista no fue casual, y si decidió realizar su trabajo en unos abandonados estudios de cine, fue por algún motivo. ¿Por qué nos ha conducido a esas fachadas pintadas que se desgastan con el tiempo y que sólo esconden estructuras metálicas? ¿Son los edificios máscaras derrumbadas en los que tiempo atrás se desarrollaba un espectáculo del que sólo quedan residuos?

Muchos detalles y una invitación a un mundo parado en el tiempo del que no se saca ninguna conclusión en limpio. En última instancia, parece una reflexión sobre la realidad del artista, el cual da un vuelco a sus obras usuales con humanos protagonistas y pinceladas surrealistas. De todos modos, la obra conserva el instante suspendido en el tiempo, tan peculiar, que también recogen las fotografías de anteriores trabajos.

El reloj del tiempo

Gregory Crewdson. "SANCTUARY"
Galería La Fábrica
C/ Alameda 9, Madrid.
Raquel Álvarez Gómez


Cuesta trabajo creer cuando comienzas a visualizar las fotos de esta exposición en la galeria "La fábrica" que sean imágenes de Gregory credwson. El artista estadounidense da un giro a su temática y rompe la imágen de esos barrios americanos con escenas cotidianas de carácter surrealista y totalmente escenificadas a las que nos tiene acostumbrados.

Derrepente nos encontramos ante unas fotografías en blanco y negro con un paisaje diferente,solitario pero no vacío, a veces urbano. Algo completamente diferente a los escenarios que el suele trabajar y enfocar. Son imágenes de un fondo europeo, romano, de ciudad antigüa aunque también hay urbanismo algo moderno en alguna imágen pero todas tienen relación coordinada entre si.

Mi primera impresión al mirar las fotos es una sensación estática como si nos encontrásemos ante una ciudad desierta o abandonada pero a su vez hay un resquicio de movimiento, dándote sensación de que algo importante ha ocurrido antes de esa escenificación de abandono.
Encontramos belleza en la escasez. Son paisajes muy poco recargados, en el exterior. Su cielo gris nos evoca una gran tristeza y una profunda desolación. Mezclando lo moderno con lo antigüo, nos refleja a veces la ciudad extraradio con un paisaje de naturaleza abrupta pero también con la fuerza misma de ésta naturaleza que se abre paso entre los edificios, ante lo humano. En todas las imágenes vemos un rastro de agua muy escasa, pequeños charcos que se repiten en las imágenes, es agua turbulenta transmitiendo realidad de conflicto y de nuevo de escasez.

Los edificios nos muestran su cara interna y externa cómo enseñándonos todo lo que hay detrás, dándoles un toque de debilidad, mostrando cierto estado de derrumbe. El hecho de que cada edificio presente formas de características similares. Mezclando arcos y ángulos rectos nos da afinidad entre ellos como si compartiesen un pasado, el mismo clima hostil y un tanto frío. De los edificios modernos al pasado de los otros edificios. Es como si mezclase la ciudad de hoy en día con la ciudad antigüa pero siempre a través de una profunda conexión. La estética sigue siendo igual para cada representación.

Mirando las fotografías tengo la sensación de que detrás de un arco podría encontrar una salida, hay un mundo más allá..dentro de lo finito encuentro lo infinito,un camino algo incierto pero realizable, en cierto modo algo mÍstico que prefiero interpretar de manera supersticiosa, como un augurio favorable.

"Let me take your photo"

“Sanctuary”

Gregory Crewdson

Galería La Fábrica
c/Alameda, 9 Madrid.

Paz Castillo

La fotografía de Gregory Crewdson (Brooklyn, 1962) te traslada inmediatamente al mundo alienado e hipnótico de la pintura de Hopper y a la estética surrealista del cine de David Lynch. Crewdson, al igual que Hopper, retrata la cotidianeidad de la vida en Estados Unidos y sus estáticos personajes parecen también maniquíes ahogados en una inmensa soledad.
En una entrevista concedida a Alberto Martin (22/04/2006), Crewdson explica su intento de reflejar un sentimiento psicológico de soledad y alienación a la vez que de esperanza y posibilismo. Aun siendo mundos bellos y enigmáticos, puede ser que para encontrar esperanza sea mejor salir de éstos. ¿Cabe entonces el posibilismo?. Parece que en el mundo de Crewdson la única posibilidad es dejarse llevar y que todo transcurra sin poder tomar partido.
Crewdson tiene un estilo inequívocamente cinematográfico y sus fotos son de una elaborada escenografía. Esa cuidada puesta en escena e imágenes surrealistas te transportan a un universo que recuerda al retratado por David Lynch (Montana, 1946) en Blue Velvet y Lost Highway.

Con “Sanctuary” nos ofrece una serie de 41 fotografías en blanco y negro (una selección de las cuales se exponen en La Fábrica), que nos traslada a los legendarios estudios Cinecittà en Roma. Con una superficie de 600.000 metros cuadrados, se inauguran en 1937 y pretende competir con los estudios de Hollywood. Es la época dorada del cine italiano, y sus primeros inquilinos son iconos del cine europeo de la talla de Fellini, Rossellini y Visconti. Más tarde, también atraería a los grandes Estudios estadounidenses, llegándose a llamar la “Hollywood sul Tevere”.
A pesar de que los decorados estén ahora vacios y las calles desiertas es inevitable imaginar, a modo de flashback, toda la época de esplendor. Son todas aquellas imágenes que no vemos las que completan cada fotografía llenándolas de pasado, de historias y anécdotas. Lo que no se ve también está. Lo que no está también se ve.
Así es como Crewdson refleja mundos y conceptos antagónicos como son lo cotidiano y los sueños, la belleza y la decadencia, la soledad y el deseo. El se declara sin embargo, por encima de todo, un fotógrafo de la luz. “Light is the fabric we wear”. “I exist not as a physical form but as a cascade of protons on your retina” (G.Crewdson).

La agobiante carga psicológica de sus fotos, con o sin personajes, es el resultado de escuchar las sesiones de terapia que su padre, psicoanalista, desarrollaba con sus pacientes. De manera similar a como los personajes de sus fotografías parecen vivir en ese arriesgado abandono hacia la decadencia, que conduce a esos desequilibrios tan familiares para él, las fotos de Cinecittà están llenas de una nostalgia carente de ilusión. Todo queda impregnado de la deprimente sensación de que cualquier tiempo pasado fue mejor. En este retrato de la decadencia de Crewdson hay una atmósfera de desidia y de conformismo que resulta agobiante, e incluso agonizante.

Las apariencias engañan

Gregory Crewdson. "SANCTUARY"
Galería La Fábrica
C/ Alameda 9, Madrid

Por Javier González Zaragoza



La fotografía, el arte de fijar y reproducir imágenes, al igual que la pintura o la escultura responde a necesidades básicas del hombre tales como la transmisión de ideas, reflexiones o simplemente motivos.


Y si, esta exposición no se queda corta. O al menos esa es la sensación, como un trampantojo que me vino a la cabeza en un principio.

Nada más poner un pie en la exposición, eché un vistazo general sobre la sala y me adentré en el oscuro, apagado y ausente áurea que recibí, aunque poco a poco pude ir descubriendo al contemplar más de cerca cada una de las fotografías que el argumento estaba vacío, al igual que sus calles y paisajes urbanos del legendario estudio de cine cinecittà a las afueras de Roma.

Pero no fue la idea del abandono de la presencia humana en si lo que me sorprendió, ya que podría llegar a ser un adecuado tema de reflexión del que podemos sacar grandes conclusiones si lo abordamos desde otra perspectiva, sino la forma tan falsa de llevarla a cabo. Es decir, al observar las fotografías pude recibir esa transmisión de como te hablan los personajes y de como el tiempo modifica la persistencia. A la vez, pude comprobar como todas las imágenes intentaban expresar el mismo significado a través del mismo lenguaje.

Al sentir ese interés por el trabajo recogido y mostrado de Gregory Crewdson en la galería La Fabrica, comencé a adentrarme con más ahínco en la obra y hubo momentos en los que me llegué a sentir defraudado. Todos esos profundos significados que tan bien expresados parecían, se habían derribado cual edificación sin buenos cimientos.

Lo que había visto no era más que una simulación de la realidad.

Con esto intento argumentar que un escenario de cine no es un lugar con historias, con momentos inolvidables, con personajes particulares o con familias y sociedades. No es un lugar donde se haya desarrollado vida, solo frías escenas que intentan engañar al espectador para hacerle ver la realidad en una pantalla de televisión.


La intención del artista puede que no sea la que me ha llevado a mi pensar ello. Otra interpretación posible, que podría explicar el por qué de fotografiar decorados de cine, como si de que ciudades olvidadas se tratasen, puede haber sido criticar a la sociedad, mostrando su opinión de falsedad, de lo efímero y del derrumbamiento ante su falta de confianza en la población. Esta postura, con mayor sentido desde mi punto de vista tampoco me llega a agradar del todo. Son simples arañazos sobre una ancha superficie.


Además, la técnica de las fotografías no me expresaban, como podría haber expresado una fotografía analógica este tipo de situaciones, porque el sentido de olvido, de desuso de pérdida en los métodos analógicos de este arte, son al fin y al cabo paralelos en la obra del artista.


Como resumen y recomendaciones, invito a entrar, probar el ambiente que se respira dentro, pero no a indagar en la obra, porque puede jugar malas pasadas al espectador.


El artista que no huye de su historia, sino que cambia sus formas.

Gregory Crewdson. "SANCTUARY"
Galería La Fábrica
C/ Alameda 9, Madrid

Por: Elena Cuesta Martínez


El renombrado fotógrafo, Gregory Crewdson nos propone una serie de fotografías de sentimiento nostálgico que nos alejan de sus series anteriores, pero que siguen mostrando su estilo americano y ese gusto por un mundo aparte lleno de detalles. Ya desde sus comienzos sus fotografías transmiten sentimiento de soledad; la vida como un espectáculo cinematográfico; momentos inconcretos en un espacio-tiempo lleno de misterio y transcendentalidad. La idea de belleza compleja que otorga a cada fotografía, nos induce a una re introspección tanto en nosotros mismos como en el método expresivo del propio autor. En “Sanctuary” el artista narra una historia, que de alguna manera sigue siendo la misma con la que ha trabajado ya en sus otros trabajos. En sus fotos están las mismas angustias y esperanzas, pero elaboradas desde otro punto de vista. Otra forma, como mencionó en una de sus anteriores entrevistas.

Es gracias a la inclusión de elementos simbólicos por lo que se impulsa este discurso narrativo. Dellates como los castillos de andamios, las texturas del objeto muerto, las estáticas hiedras son los que crean ese vocabulario propio, ese mensaje. Su valoración estética, su técnica fotográfica, me trasporta mas allá de un tiempo fijo concreto y me involucra en ese ecosistema de elementos de una forma totalmente personal.

Así, reflexiono ante la realidad actual de la industria cinematográfica. Siento tanto esa nostalgia romántica a otro tiempo, como la rabia y el vacio de ese abandono a las primeras estructuras a los primeros moldes de creación. Con una cartelera como la actual, me atrevo a decir que el cine o ha muerto o se ha escondido, quizás, entre los recovecos de la ruinas de la antigua roma, o tal vez, detrás de sus puertas, reflejos, luces y sombras.

Con esa sensibilidad compositiva influida por artistas tales como Alfred Hitchcock o Walker Evans; Gregory apuesta esta vez por congelar la ausencia y crear así una presencia en el tiempo. En contraposición con el presente nos encontramos en el escenario anárquico de la posproducción; Los decorados del pasado. Un pasado que recreaba un pasado.(Roma) Que aunque verdad y ficción al mismo tiempo, constituye una historia que debe ser conservada. De esta forma entramos no simplemente en una exposición, entramos a un Santuario (“Sanctuary”) Donde las obras nos recuerdan esa imposibilidad de retorno.

En cuanto a la técnica, quiero expresar que como estudiante autodidacta de fotografía, me cuesta ser crítica a su impresionante estilo. Sin embargo pienso que en su serie repite algunos elementos bastante convencionales que no me llegan a convencer, como esas direcciones visuales tan claras, el uso de la puerta como metáfora, la temática del abandono trasladada al blanco y negro y las ruinas…

Sin embargo por otro lado no puedo dejar de maravillarme ante el detallismo que logra alcanzar con sus imágenes. Esas pinturas geométricas, la paloma en el centro del encuadre, los mosaicos de reflejos, la textura de los muros, los castillos de andamios y la pintura de los reflejos, crean una dimensión propia que ya, sin mensaje alguno, me producen un placer estético que me trasporta al L'art per l'art.

Quiero concluir mi crítica con una idea básica, Gregory tiene una historia que trasmitir, a través de sus distintas caras, nos lleva a descubrir su interior y a su vez, si nos queremos dejar llevar, también al nuestro.

ESTA VEZ NO ES EL TIPICO “HAPPY END”

Gregory Crewdson. SANCTUARY
Galería La Fábrica
C/ Alameda 9, Madrid
Rebeca Azaustre Mercado.

He de reconocer que lo primero que sentí al contemplar la exposición de la Galería La Fabrica fue una gran desilusión. Yo esperaba encontrar esas impresionantes (y a menudo inquietantes) fotografías surrealistas, “típicas” del fotógrafo estadounidense, en las que no sólo se dedica a capturar un instante, sino que se encarga de diseñar hasta el más último detalle hasta reflejar justamente lo que desee.
Sin embargo, cuando entré en esa sala y vi esas 12 fotografías en blanco y negro… ¿seguro que es esta exposición? Pues sí, Gregory Crewdson ha decidido plasmar simplemente los abandonados y solitarios estudios cinematográficos de Roma, Cinecitta. Para ello ha recurrido a la fotografía en blanco y negro, aspecto que rápidamente nos genera una sensación de melancolía, tristeza, frialdad, vacio…

Me fijo en el entorno y parece que los demás asistentes comparten mi primera impresión “muy bien, unas fotos en blanco y negro muy bonitas, ya esta, es todo lo que veo, me voy a mi casa…” pero como aspirante a historiadora de arte me empeño en dar un sentido metafórico de la colección, intentar ver “más allá”.

Puede que el artista sienta un gran respeto y admiración hacia el cine y por ello quiera rendir un homenaje a los decorados que sirvieron de escenario de grandes obras del cine. Para ello recurre al reflejo de los restos de estos estudios como si se tratase de hallazgos arqueológicos, una idea romántica de la ruina como añoranza de un tiempo mejor. Sin embargo, pienso que si lo que pretendía era homenajear los grandes estudios del cine, siendo un experto en diseñar y montar fotografía, debería habérnoslos enseñado en sus mejores momentos, llenos de gente y ruido y no en su momento de decadencia (al menos, repito, si lo que pretendía era homenajearlos).

También se me ocurre que sea una metáfora de la crueldad del paso del tiempo: de cómo lo nuevo sustituye a lo viejo, de cómo las últimas tecnologías informáticas han suplantado a los artesanales decorados físicos y cómo han sido abandonados estos estudios, aparentemente inservibles, en la nueva forma de crear cine.

Para ambas teorías habría elegido muy acertadamente la fotografía en blanco y negro. En mi opinión, un recurso demasiado fácil para manipularnos, ya que creo que cualquier fotografía de un edificio solitario hecha en blanco y negro nos da la impresión de abandono, olvido, nostalgia, tristeza… casi me entran ganas de versionar el poema de Antonio Machado y ponerme a recitar “Oh! Al estudio viejo, hendido por los bombardeos nazis, y en su mitad podrido…” (aunque ahora Antonio Machado me odia desde su tumba).

Llegados a este punto de desvarío (y habiendo atentado con tal aberración sobre un poema de Machado) pienso que sólo Crewdson puede conocer su propia interpretación de la exposición, ya que como él decía: "Una de las cosas que amo de la fotografía, a diferencia del cine u otra forma de narración, es que el espectador siempre incorpora su propia historia, ya que al final la imagen está sin resolver”.

Ánimo Alicia

Ánimo Alicia.
Sanctuary.
Gregory Crewdson
La Fábrica
Pablo Olmos Martínez.

El autor Gregory Crewdson (1962) nos oculta la mirada humana para proponernos un camino a la inversa,más allá del convencionalismo de mostrarnos la cara más cotidiana del día a día sesgada en un abismo de dolor y angustia, propone un pequeño teatro hipnótico de fantasía; un viaje al Purgatorio en el que resulta imposible avanzar y el detalle se pierde en la bruma del conjunto.
Viaje iniciático hacia un espacio introspectivo al reconocimiento de la culpa, la búsqueda de la salvación, el perdón a través del sufrimiento. Búsqueda de la visión interior de nuestros fantasmas de grandeza e ilusión, patio de luz y recreo donde todo era posible y estaba disponible.
Una primera impresión deja entrever una pérdida de la esperanza, el traje gris, la hojarasca y el hormigón lo han invadido todo pero lo grande de la obra y lo que resulta más interesante es el como le ha dado la vuelta a todo el plano de visión de la realidad y como nos reta a andar por los antiguos escenarios de nuestros olvidados sueños.
El estado hipnótico creado por Gregory Crewdson también nos critica la bimensionalidad de nuestro vida influenciada por el cine y la televisión y como este nos ayuda y ata a nuestras alegrías y dramas dándoles forma voz y dimensión.
Y entonces Alicia se contempló en el Espejo...

miércoles, 28 de septiembre de 2011

Razón y Revolución


Avelino Sala, Blockhouse. Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia. Galería Raquel Ponce, C/Alameda, 5.

ÁLVARO LORENZO PACHE VALLE

He de confesar que, la exposición de Avelino Sala (Gijón, 1972) no se corresponde con la idea preconcebida que tenía sobre las galerías artísticas, con un tono minimalista pero muy expresivo, creo que es difícil que el arte de este asturiano deje indiferente a nadie y es precisamente ahí donde radica su grandeza, puede gustarte o no, pero a pesar de sus enigmáticos mensajes en latín y sus impactantes monocromías triunfa a la hora  de transmitir el mensaje que desea mostrar a su público, un mensaje urbano, donde la figura de la “Barricada” toma la de forma decenas de libros lacados de negro y ofrece un refugio onírico o “Bunker” en medio del caos que nos rodea.

Lo que la exposición nos presenta, en términos generales, es un conjunto de plantillas y objetos mono-cromados que contrastan con grandes escenarios panorámicos pintados en  vividos colores cálidos a acuarela, los paisajes en particular se refieren a las costas asturianas donde los trabajadores  han librado una larga “guerra” con el propósito de conservar sus empleos ante el inminente fin de los astilleros, un conflicto que sin duda ha influenciado la obra de Sala. También llama la atención la aparición, de manera reiterada de una figura del tipo “héroe rebelde”  que forma parte de la mayoría de las piezas de la galería, ya sea en el primer plano de una plantilla a carboncillo o como pequeña escultura que se posiciona, de manera desafiante, ante una gran cantidad de figuras de autoridad representadas a modo de oscuros e impresionantes entes  en frente suya. Lo que a primera vista parece expresar  un mensaje cuasi anti-sistema muy en la línea del británico Robert Bansky cobra, sin embargo, un significado más profundo cuando analizamos las frases en latín presentadas a modo de grafiti que se distribuyen por las diferentes secciones de la sala.

“SAPERE AUDE” atrévete a saber, “AUDENTES FORTUNA IUVAT” la fortuna sonríe a los audaces “CONCEDO NULLI” no cedo ante nada o nadie.

Partiendo desde estos términos, frases célebres de grandes filósofos, el autor nos invita al pensamiento independiente, a no  dejarnos influenciar o dirigir por opiniones ajenas, a esgrimir el conocimiento como un arma de rebelión ante el orden establecido de la que deben partir nuestras acciones y que debe ser preservada, precisamente el primer grafiti de la sala, el principal mensaje que se presenta ante el espectador es esa misma frase “Sapere Aude”, “ten el valor de usar tu propia razón” reafirma este punto de vista, una invitación a utilizar la cultura y el conocimiento como refugio libre en este tiempo caótico que nos ha tocado vivir.

Creo sinceramente que, viendo el mundo de hoy en día es fácil ver de dónde viene esta obra. En una sociedad donde se puede sentir la impotencia, el desamparo y la futilidad de la acción individual ante los cada vez más grandes y complejos organismos que se protegen entre si y se distancian del ciudadano de a pié, muchas veces cometiendo tremendas injusticias  que quedan sin castigo, una sociedad que a pesar de tener cada vez más a mano instrumentos de culturalización se encuentra menos culturalizada y más dependiente del pensamiento ajeno y de los cuerpos gubernamentales, la ira que se acumula dentro de cada uno se expresa de una manera u otra y creo que esta exposición de Avelino Sala es un magnífico ejemplo contemporáneo de ese sentimiento cada vez más generalizado de que el ciudadano debe jugar un rol más prominente en el control directo de su propia vida, plantearse su papel ante la sociedad y luchar de forma firme por aquello en lo que cree.


el poder de las sensaciones

Valeria Belenky

La exposición realizada por Gregory Crewdson (1962 Brooklyn, New York) denominada Sanctuary está formada por un conjunto de fotografías digitales en blanco y negro, utilizando como escenario los exteriores del estudio Cinecittà a las afueras de la capital italiana. Es el primer trabajo que el artista ha producido fuera de los Estados Unidos.



La colección fotográfica despierta una sensación de nostalgia en el espectador, ya que todas ellas comparten características muy similares, siendo la base sobre la que se apoyan la arquitectura desnuda. El foco de atención se centra en los edificios, aparentemente abandonados, así como la naturaleza y ese ambiente de melancolía que se respira en el que la presencia humana se ausenta. De este modo el protagonista en sí es la sensación que te evoca al observar dichas obras. Las emociones priman en las imágenes. Todos los elementos van ligados; una naturaleza rica que se apodera de las construcciones donde la figura humana se ha evaporado, el descuido, el abandono.



El autor lleva a cabo una serie de contrastes. Como hemos dicho, las fotografías fueron realizadas en antiguos decorados. La ficción frente a la realidad viene a mostrarnos Crewdson. Como ese espacio en el que fueron realizadas historias ficticias es al mismo tiempo la realidad en la que vivimos.

La naturaleza y las edificaciones, elementos fundamentales en esta colección, también generan una cierta diferencia entre lo natural y puro frente a la expansión abusiva de la mano del hombre a lo largo de los siglos, desembocando en la ausencia total de los individuos. Así como la diferencia entre lo bello y el desinterés en el cuidado de las construcciones, como de alguna manera el ciclo de la naturaleza se refleja de un modo contrario frente al deterioro de los edificios.



También hay que mencionar el importante papel que juega en esta exposición la luz, intercalando espacios de sombras frente a otros violentamente iluminados. Como el artista “obliga” a centrar nuestra atención en determinados puntos de la obra frente a otros y gracias a ello puede crear un gran abanico de impresiones en el público. De hecho, la forma en la que está ambientada la luminosidad favorece al empobrecimiento de los edificios, provocando una imagen quizás más dramática en comparación con lo que podría llegar a ser.


Asimismo, los colores empleados restringidos al blanco y negro contribuyen a ese deseo de causar sentimientos relacionados con la soledad, el sentirse desprotegido frente a una naturaleza arrolladora, la angustia, la melancolía y un sinfín de adjetivos ligados a ello.

De esta forma, con la utilización de estos colores, el artista construye, ayudado por los distintos elementos que hemos ido nombrando, esa inevitable sensación.



En conclusión podemos señalar como Crewdson hace hincapié en los colores para preparar anímicamente al espectador, así como la ausencia de la población, facilitando el derrumbamiento de los edificios y unido a ello el poderío de la naturaleza. Cada uno de estos componentes son la clave en esta serie fotográfica, puesto que nos conducen a una interpretación indiscutible.

La melancolía es un licor bien caro

Gregory Crewdson. Sanctuary, GalerÍa La Fábrica, C/ Alameda - 9, Madrid.


Por: Tania Domínguez Fernández




La exposición de Gregory Crewdson,“Sanctuary”, privilegiada dónde las haya, te deja sin palabras tan solo con ver su primera imagen. Es la única vez que el artista no monta su escenario.


Famoso por causar efectos cinematográficos en sus fotografías ha elegido el mejor paisaje a las afueras de Roma, el estudio Cinecittá (“Ciudad del cine”).




Son imágenes calladas y que te callan, escenarios que aunque estén en completa decadencia producen sentimientos de una realidad que existió y ya no existe, de una vida que no va a volver que denota soledad, tristeza, desasosiego y, sobre todo, nostalgia y melancolía, o al menos así lo veo desde mi punto de vista, de ahí que hay titulado esta crítica con el título de una de las canciones que me persiguió durante toda una infancia, que tal vez muchos no sepan apreciar o sean pocos los que puedan ver más allá pero no creo que pueda expresarlo con palabras, pero sé que cuando estaba en esta galería era la banda sonora que me acompañaba.


Únicamente podemos apreciar los colores blanco y negro, a diferencia de casi todas las exposiciones hechas antes por Crewdson y la única protagonista que se nos muestra es la arquitectura. La arquitectura de una vida oculta de las películas, series televisivas y obras que en un pasado fueron rodadas en esas calles, películas como Ben Hur o grandes clásicos del cine ambientados en el Imperio Romano. A través de juegos de iluminación y de sombras, vemos los reflejos en el agua marchitarse, quizás representen los tiempos pasados como tiempos mejores o simplemente tiempos que ya no van a volver.


Paisajes vacíos y ahogados en silencio aportan sensaciones de soledad y de angustia, mezcla de realidad y ficción son las visiones surrealistas que el artista quiere que el espectador contemple. Al fin y al cabo, una imagen vale más que mil palabras o eso se dice, puede que al entrar en esta galería puedas sentirte de una manera o de otra dependiendo del estado de ánimo en el que te encuentres, si eres una persona feliz puedas meterte durante el tiempo en el que veas las fotografías expuestas simplemente durante esos instantes o puedas autorretratarte dentro como una persona sola, decadente y melancólica. Este escenario vacío, en ruinas y silencioso, es tan natural como artificioso. Es un juego visual y ficticio, contemplas un estudio de cine lleno de vida hace tiempo pero a la vez puedes asociarlo con momentos que hayan pasado o estén pasando en tu vida. Ciencia-ficción en tu cabeza. Casi has escrito el guión de tu propia película. Sobre un escenario real has creado tu propio mundo ficticio.



A través de este recorrido, de esas 12 instantáneas expuestas Crewdson muestra un escenario, ahora abandonado, de gran importancia que ahora no parece tener gran importancia. Éste ha capturado ese momento y quizás quiere incitar a reflexionar sobre el poder del tiempo, que corre pero que no olvida. Porque lo que siempre nos quedará al final son los recuerdos.

La Fotografia: el silencio de la palabra

Gregory Crewdson: "Sanctuary”

“ Galería La Fábrica”, C/ Alameda, 9, Madrid

Gema Sánchez Martín

Podríamos empezar diciendo que “una imagen vale más que mil palabras”. Esta frase es la que Gregory Crewdson ha intentado plasmar en sus fotografías, una frase muy sencilla pero a la vez muy directa. El mismo denomina a sus obras “Sanctuary” , ya que el espacio que fotografía es como un gran tesoro guardado en un lugar determinado, por lo que nos trasmite tranquilidad, sosiego, reposo… todo esto en conjunto nos invita a adentrarnos en lo que puede ser parecido a un Santuario.

Gregory Crewdson nos deja verdaderamente fascinados con el conjunto de fotografías en blanco y negro, un conjunto de fotografías inspiradas en las ruinas del antiguo estudio de Cinecittá situado a las afueras de Roma. Inspirado en dicho estudio podemos ver un conjunto de fotografías en las que el fotógrafo no nos muestra el presente ni el futuro en este caso nos muestra el pasado muestra el vacio que queda cuando todo el mundo se va cuando el rodaje termina y se apagan las luces, eso es lo que Gregory Crewdson nos muestra con cada una de sus fotografías.El fotógrafo nos invita a dar un paseo por las ruinas del estudio para que nosotros mismos podamos observar la melancolía de las calles, la frialdad del espacio y a su vez la calidad y la tranquilidad que transmiten cada una de ellas.

Gregory Crewdson consigue que cada uno de nosotros se pueda ver en medio de ese gran escenario en ruinas, en medio de la nada y a la vez de todo, consigue que el espectador necesite ir a ese escenario a investigar, a poder ir de un lado para otro intentando tocar con sus propias manos cada uno de los elementos que podemos ver en las fotografías.

En nuestros días la palabra es un arma muy fuerte, pero existe un arma mucho mas fuerte: la imagen, la fotografía… como se suele decir las palabras se las lleva el viento mientras que una imagen o una fotografía perdura en el tiempo y podemos echar mano de ellas siempre que queramos."La memoria no guarda películas, guarda fotografías".También podemos destacar la melancólica que nos muestra la fotografía en blanco y negro ya que se presenta sin vida propia sin una paleta de colores determinada. Gregory Crewdson ha querido manifestar con su fotografía en blanco y negro el vacio, la soledad, la tristeza y la nostalgia de un pasado que no va a volver.

Al terminar de ver la galería “La Fábrica” nos damos cuenta que la vida es como un gran escenario de cine, el escenario es el mundo que nos rodea mientras que nosotros nos identificamos con los actores ya que sin ellos no podría seguir la película mientras que el escenario se queda frio, mudo, sin vida… igualmente pasaría en la vida real nosotros somos los actores de nuestra propia vida y sin nosotros el mundo se quedaría del mismo modo que el escenario vacío, triste… en definitiva todo se tiene que complementar para que pueda tener sentido.

Olvidada en el tiempo.

Gregory Crewdson, Sanctuary

Galería La Fábrica
Calle Alameda 9, Madrid

Natalia Gil Serrano

Crewdson nos presenta una exposición con doce fotografías en blanco y negro tomadas en los estudios cinematográficos abandonados de Cinecittá a las afueras de Roma, la “ciudad del cine” que nació bajo el mandato de Mussolini y que terminó sus días de esplendor cuando un bombardeo nazi asoló la ciudad sumiendo los estudios en esa calma perpétua que a durado hasta nuestos días, como si el reloj hubiera detenido el tiempo en aquel instante, hace ya décadas.

Es el primer trabajo que Crewdson ha patrocinado fuera de su país natal, Estados Unidos, y sin duda ha encontrado un escenario cargado de una atmósfera de misterio y encanto que ha sabido llevar a sus fotografías de forma asombrosa.

Esos decorados llenos de andamios, falsos muros, ventanas, tejados y casas, sumidos en un trance envuelto en neblina y el dramatismo clásico del toque de la fotografía en blanco y negro, llenando de matices grises la visión espectral de una ciudad vacía, de una ciudad irreal sumida en el silencio. Casi podemos imaginarnos andando por esas calles desiertas escuchando tan solo nuestros pasos al caminar y el murmullo del viento. Un lugar sin duda alguna melancólico y sombrío.

Una de las fotografías que más me llamó la atención fue aquella que muestra una calle con fachadas a ambos lados de diferentes edificios, una calle que se extiende a lo lejos dejándonos ver que está vacía pero que es real, como si estuviésemos contemplando alguna ciudad que siempre estuvo habitada. Pero de repente se distingue justo al fondo, en el centro, un tejado abierto, en el que se adivinan los andamios que sujetan la estructura, tan solo ese pequeño detalle nos devuelve a la realidad, rompiendo el encanto y demostrando que es una ciudad muerta y sin vida, un escenario vacío pero al que Crewdson ha denominado con la palabra “sanctuary”, tal vez porque ese silencio, esa desolación que a la vez se torna en calma de alguna forma se ha convertido en un santuario.

Y es ahí donde nos infunde esa idea de nostalgia, en donde el ser humano ya no tiene cabida, en ninguna fotografía sale la figura de un hombre. Sólo hay desolación y abandono alrededor de un entorno salvaje, que poco a poco se irá cerniendo sobre esos falsos edificios entre los que alguna vez estuvo toda la parafernalia del cine llenando de luz y sonido día y noche, aquella ciudad dedicada al cine que se ha convertido en una ciudad fantasma.

Por primera vez Crewdson realiza un trabajo con esta temática, unas fotografías que hablan por sí mismas, enseñándonos no solo el paso del tiempo imparable, sino también el derrumbe de esas falsas ilusiones, de una apariencia engañosa creada para dar una ilusión de la realidad pero que finalmente ha sido arrastrada por las circunstancias. Los charcos a los que nadie le importan, el derrumbe que nadie es capaz de frenar y la conquista de la naturaleza de un espacio que siempre fue suyo y que acaba por retornar.

- ¡SILENCIO, LUCES, CÁMARA Y… ACCIÓN!

GREGORY CREWDSON: "Sanctuary." Galería La Fábrica, C/ Alameda,9,Madrid

Por: Ana Fernández Sánchez

Me quedo un rato mirando una fotografía, imaginándome que alguien sale de “la nada” y grita con la típica claqueta:

- ¡Silencio, luces, cámara y... acción!

Pero no es así… lo único que parece que sale de esas fotografías es vacío, soledad, tristeza, aburrimiento, pereza, monotonía… Y para más “INRI”, Gregory nos las presenta en blanco y negro.

No sé qué intentaría expresar o transmitir con esta exposición pero creo que solo unos pocos privilegiados han podido captarlo al instante, y me atrevería a decir que algunos siguen intentando descifrarlo, como es mi caso. Pero no nos escandalicemos, que todo el arte en la vida te transmite algo, aunque no sea lo que pretendía el autor.

Me pongo “las pilas” y dejo de protestar por no recibir ningún sentimiento. Comienzo a observar de verdad y es entonces cuando comienzo a ver algo. Contemplando las fotografías empiezo a poder “respirar” cierto anhelo. Siento que esa ciudad en un pasado, no muy lejano, estuvo llena de vida y, si dejo “volar” mi imaginación, puedo llegar a ver a niños correteando, a gente disfrazada o caracterizada para un rodaje. Es más, si cierro los ojos y pienso en el ambiente que debía de respirarse en esos momentos, me encantaría estar allí ahora mismo. Aunque después los abro y estoy segura de que no pasearía por esas calles ni dos minutos seguidos.

Después de fantasear durante unos minutos y “poner los pies en la tierra” tengo que reconocer que el autor me ha hecho reflexionar sobre un tema… el abandono. Y es que, sigo sin entender el afán que tiene el hombre de estropear la naturaleza con maquinaria y demás inventos para, tiempo después, cuando ya no le sirven para nada, abandonarla, sin importarle su destino. Vuelvo de mis reflexiones y sigo paseando por la galería, tardo pocos segundos en dejarme llevar de nuevo por esa sensación de abandono que ahora va a parar en el hombre. Si, el hombre que abandona al hombre. Cuando parece que alguien, que nos ha sido muy “útil” durante toda la vida ya no lo es, lo abandonamos, como si fuera un ser inerte. Un artilugio de usar y tirar.

Estoy observando y de nuevo mi mente empieza a fantasear. Puedo oír esas calles “gritando”, y lo hacen porque no quieren perderse en el olvido. Afortunadamente para ellas, alguien ha oído sus “gritos”, ese alguien es Gregory que pronto acude al rescate.

Un rescate que se lleva a cabo a través de estas fotografías, que han hecho que hayamos conocido o recordado la existencia de ese paisaje. Pero tengo una mala noticia que daros. El recuerdo que ahora tenéis recién asimilado se esfumará en cuanto la exposición se termine. Quedando únicamente en el recuerdo la noción de haber ido a una galería a ver fotografías de paisajes todos iguales.

- ¿Qué de que iba la exposición? Pues no lo sé, no me acuerdo. Creo que eran fotos de paisajes.

Cliché - fetiche.

Gregory Crewdson.

Sanctuary, Galería La Fábrica.
C/ Alameda 9, Madrid.

Zuzanna Mlotek

La exposición de las fotografías digitales del artista estadounidense Gregory Crewdson  en la galería La Fabrica deja sorprendido a cualquier tipo del espectador. Asombra tanto en cuanto al estilo, como al contenido de las fotos. Obras de grande formato y colorido melancólico.

A un espectador - admirador de las fotografías surrealistas de Crewdson, que viene con ciertas expectativas, desde la entrada le choca el black & white inquietante, efectivamente nostálgico. Sus imágenes habituales con una imponente expresividad narrativa, ¿cambiadas por las fotografías al estilo álbum de postales ¨Roma decadente”?
El decepcionado no localiza aquí ningún tipo de las explosiones de color forzado, las historias congeladas, como si fuesen “sacadas de una película de terror” y ni los estudios minuciosos sobre las preocupaciones humanas. Su construcción del mundo perfecto, pero a la vez lleno de locura y desorden, como el mismo describe su obra. Donde están todas las luces extraterrestres y el crepúsculo sobrenatural? Si el individuo no tiene demasiada paciencia y buenas intenciones, el encuentro puede provocar una huida inmediata.
El espectador inconsciente que no ha tenido experiencias previas con la fotografía del Crewdson y entra por curiosidad o más bien casualidad, tampoco le seduciría la primera impresión. Más seguro que se quedaría sorprendido por el aparente convencionalismo de las fotografías, admitiría calidad y … le causaría efecto “he dejado la plancha enchufada”.
Ahora bien. Esto es la sensación después de la primera mirada. Pero al acercarse y entrar más en detalle, empezamos a descubrir otro mundo. ¿A lo mejor no tan diferente de lo que consideramos el increíble mundo crewdsoniano? Las composiciones muy estáticas nos muestran su carácter pintoresco, muy artificioso: el enfoque impresionante desde el primer plano hasta el infinito del 'cuadro', la nitidez del cada elemento y estudio riguroso del espacio. Nos fijamos en los andamios, los soportes de las ruinas falsas. Descubrimos el engaño del decorado, que no es es nada mas que el disfrace del espacio, del espacio vacío. Entramos en un curioso agujero espacio-temporal.
Crece el sentimiento de la soledad, imposible contextualización de la representación de ruinas de la “roma antigua” de Cinecittà en frente a los bloques de pisos y hierbas. Vemos “la representación que se dará a si mismo como el espectáculo”, la doble representación... el vacío esencial?*

Y aquí empieza el juego. En la cabeza tenemos un caos. Un caos interpretativo. La cuestión es: ¿quien entrará?, ¿esta la rompecabezas para un cualquiera espectador, o se entretendrá solo el ojo entrenado del connaisseur? En cuanto las fotografías de Crewdson tan refinadas están expuestas para el público, en cuanto es la dedicación personal para los críticos? ¿No es exponer para ser analizado, descubierto y hablado por el élite? Es como si el autor tuviese la idea de incluir todos los clichés y fetiches intelectuales para provocar el murmullo en salones, pasando del espectador ordinario.
Las fotografías de la serie Sanctuary son nada fáciles para “tragar”.Pero tampoco estoy afirmando que lo tienen que ser y que la obviedad equivale a calidad.



* Michel Foucault: Las Palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, Siglo XXI, Madrid, 2010,


Ficción y realidad

Gregory Crewdson. Sanctuary.

GALERÍA LA FÁBRICA. C/ Alameda, 9 Madrid.

Por: Laura Ledesma Alarcón

Alejado de su estilo habitual y muy personal que se caracteriza por reflejar escenas de la vida cotidiana americana de manera surrealista y en muchos casos tétrica, el fotógrafo estadounidense Gregory Crewdson, nos sorprende con una exposición de fotografía en blanco y negro cargada de silencio y sencillez.

A medida que te sumerges en la galería y miras a través de los ojos de Crewdson los antiguos estudios cinematográficos Cinecittá, situados a las afueras de Roma, entiendes la razón por la que el artista ha convertido los exteriores de este lugar en el objetivo de su cámara. Cada una de las imágenes que nos propone están cargadas de una monumentalidad apabullante, no sólo por el espacio en sí, que lleva implícito ese rastro de emoción contenida de las películas allí rodadas, sino por la combinación de belleza y abandono con la que la naturaleza y la mano del hombre dotan al lugar.

¿Qué es lo que te atrapa de lo que ves? ¿Qué hace que observes detenidamente cada fotograma esperando que de detrás de cada set salgan los actores, directores, y demás equipos técnicos que una vez contaron historias en ese santuario del cine? Desde luego, el halo de misterio que gracias a la muy acertada elección del blanco y negro, de las fotos tomadas en días nublados y grises, y de los encuadres, en cierto modo dramáticos, con los que nos sorprende Crewdson, tiene mucho que ver. Quizá esta nueva manera de entender la fotografía del estadounidense, mucho más intimista y en la que el paisaje es el protagonista, es la clave para que este trabajo suyo dé alma a las imágenes. Algunos de los elementos presentes, como el agua en muchas de ellas, provocan en quien las mira el despertar de los sentidos e incluso sensaciones en cierto modo sinestésicas, implicando al máximo al espectador.

El fotógrafo nos muestra los estudios de cine en sus instantáneas como si de un sitio sagrado se tratará, a modo de templo o de santuario (título con el que él mismo ha bautizado a este grupo de fotogramas) que nos hace preguntarnos la razón por la que ha caído en el olvido. Las grandes películas del cine italiano que marcaron una época en todo el mundo, forman parte del Cinecittá y Gregory Crewdson nos lo recuerda en este pequeño recorrido que busca un nuevo resurgir de este refugio del arte. Curiosamente, ese estado de abandono en el que se encuentra la cuna del cine de medio mundo, hace que se desvelen los secretos mejor guardados sobre el proceso de creación de un film. Todo está como se dejó, congelado y a merced de la naturaleza, lo que no impide la sensación de que Cinecittá sólo se encuentra en un sueño profundo del que en cualquier momento puede despertar.

Belleza técnica, fuerza, realidad y ficción son los hilos que tejen complejas y, en muchos casos, contradictorias sensaciones en el intrépido que se aventura a intentar descubrir donde están las claves de esta visión personal de Gregory Crewdson.

LA DIÁSPORA DEL CINE

Gregory Crewdson: "Sanctuary." Galería La Fábrica, C/ Alameda, 5, Madrid


PATRICIA VASCO CAMPOS

Federico Fellini decía: “Un buen vino es como una buena película: dura un instante y te deja en la boca un sabor a gloria; es nuevo en cada sorbo y, como ocurre con las películas, nace y renace en cada saboreador”. Así plasma Gregory Crewdson en esta nueva exposición uno de esos renaceres del cine. Recoge todo aquello que le ha quedado obsoleto para hacer de nuevo arte con él.

Las fotografías muestran escenarios abandonados que fueron utilizados para rodar películas. Escenarios que, a medio construir y otros casi completamente derribados, trasladan al espectador a otra realidad distinta que no pertenece al mundo del espectáculo, sino a un mundo cedido al tiempo, donde los días pasan sin ser apenas percibidos y la realidad y la ficción son casi inseparables.

Crewdson utiliza en su muestra únicamente los colores blanco y negro, quizá para hacer hincapié en la nostalgia por tiempos pasados en los que los edificios de sus fotografías bullían de vida con actores, maquilladores, cámaras, directores… Ahora, sus imágenes no tienen más vida que la de las hierbas que invaden esos antiguos espacios cinematográficos.

Esta exposición también es una clara crítica a la evolución que ha ido sufriendo el séptimo arte a lo largo de su historia. No hace mucho tiempo, el cine construía grandes decorados en donde se grabarían las películas, esos lugares que Crewdson ha fotografiado. Sin embargo, hoy en día los decorados son (en la mayoría de los casos) de papel-cartón, habitaciones separadas que no se unen en la realidad, o incluso creaciones virtuales. Actualmente todo se puede falsear gracias a las nuevas tecnologías y por ello cabe preguntarse cuántas fotografías como las de Crewdson serían posibles utilizando los restos de los escenarios que van dejando abandonados las películas de la actualidad.

Lo antiguo siempre vuelve, las modas se repiten. Quizá haya llegado el momento de volver a la forma original de entender el cine. Cierto es que resultará difícil ya que muchas películas de hoy en día son básicamente de ciencia-ficción y que los decorados están hechos en su mayoría por ordenador. Pero, ¿qué ocurre con los cinéfilos? Cada vez son menos los que pueden viajar a lugares donde saben que han rodado películas y son más los que coleccionan figuras en su casa.

Un ejemplo significativo pudiera ser la película “Avatar”, donde la realidad y la ficción se mezclan aunque la parte real es apenas significativa. Así, las únicas fotos que Crewdson hubiera podido tomar hubieran sido las de los especialistas trabajando en sus ordenadores, y los únicos recuerdos tangibles serían las máscaras de caracterización usadas como modelo.

No hay que dejar de lado, ni mucho menos, la ciencia-ficción, pero quizá haya llegado el momento de hacer reales las historias, más vivas, más palpables, más veraces. Las películas no tienen historia únicamente delante de una pantalla, también la tienen detrás.

Como diría el director de cine Jean Luc Goddard, “La fotografía es verdad. Y el cine es una verdad 24 veces por segundo.” Hagámoslo realidad.