jueves, 29 de septiembre de 2011

ESTA VEZ NO ES EL TIPICO “HAPPY END”

Gregory Crewdson. SANCTUARY
Galería La Fábrica
C/ Alameda 9, Madrid
Rebeca Azaustre Mercado.

He de reconocer que lo primero que sentí al contemplar la exposición de la Galería La Fabrica fue una gran desilusión. Yo esperaba encontrar esas impresionantes (y a menudo inquietantes) fotografías surrealistas, “típicas” del fotógrafo estadounidense, en las que no sólo se dedica a capturar un instante, sino que se encarga de diseñar hasta el más último detalle hasta reflejar justamente lo que desee.
Sin embargo, cuando entré en esa sala y vi esas 12 fotografías en blanco y negro… ¿seguro que es esta exposición? Pues sí, Gregory Crewdson ha decidido plasmar simplemente los abandonados y solitarios estudios cinematográficos de Roma, Cinecitta. Para ello ha recurrido a la fotografía en blanco y negro, aspecto que rápidamente nos genera una sensación de melancolía, tristeza, frialdad, vacio…

Me fijo en el entorno y parece que los demás asistentes comparten mi primera impresión “muy bien, unas fotos en blanco y negro muy bonitas, ya esta, es todo lo que veo, me voy a mi casa…” pero como aspirante a historiadora de arte me empeño en dar un sentido metafórico de la colección, intentar ver “más allá”.

Puede que el artista sienta un gran respeto y admiración hacia el cine y por ello quiera rendir un homenaje a los decorados que sirvieron de escenario de grandes obras del cine. Para ello recurre al reflejo de los restos de estos estudios como si se tratase de hallazgos arqueológicos, una idea romántica de la ruina como añoranza de un tiempo mejor. Sin embargo, pienso que si lo que pretendía era homenajear los grandes estudios del cine, siendo un experto en diseñar y montar fotografía, debería habérnoslos enseñado en sus mejores momentos, llenos de gente y ruido y no en su momento de decadencia (al menos, repito, si lo que pretendía era homenajearlos).

También se me ocurre que sea una metáfora de la crueldad del paso del tiempo: de cómo lo nuevo sustituye a lo viejo, de cómo las últimas tecnologías informáticas han suplantado a los artesanales decorados físicos y cómo han sido abandonados estos estudios, aparentemente inservibles, en la nueva forma de crear cine.

Para ambas teorías habría elegido muy acertadamente la fotografía en blanco y negro. En mi opinión, un recurso demasiado fácil para manipularnos, ya que creo que cualquier fotografía de un edificio solitario hecha en blanco y negro nos da la impresión de abandono, olvido, nostalgia, tristeza… casi me entran ganas de versionar el poema de Antonio Machado y ponerme a recitar “Oh! Al estudio viejo, hendido por los bombardeos nazis, y en su mitad podrido…” (aunque ahora Antonio Machado me odia desde su tumba).

Llegados a este punto de desvarío (y habiendo atentado con tal aberración sobre un poema de Machado) pienso que sólo Crewdson puede conocer su propia interpretación de la exposición, ya que como él decía: "Una de las cosas que amo de la fotografía, a diferencia del cine u otra forma de narración, es que el espectador siempre incorpora su propia historia, ya que al final la imagen está sin resolver”.

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