miércoles, 28 de septiembre de 2011

Luces,cámara...click!

Gregory Credson "Sanctuary"
Galería "La fábrica"
C/Verónica 13. 28014 Madrid


Por: María del Mar Vázquez de la Fuente



No necesariamente tenemos que ser actores para desmantelar los secretos del cine, ya que, desde hace unos días, ha llegado la exposición de Gregory Crewdson, “Sanctuary” a la galería madrileña de “La fábrica” para introducirnos en el mundo del séptimo arte.

Siempre hemos visto el cine desde el otro lado de la pantalla, lo acabado, la obra terminada y una pieza que a valor de cada uno puede ser hasta casi perfecta. Pero… ¿Qué pasaría si nos equivocásemos y esa obra no estuviera finalizada, fuera algo efímero y no pudiéramos evitar su vejez en el tiempo?.

Esa visión del arte y de la vida nos propone Crewdson. En su exposición nos habla de todas aquellas cosas que no vemos y que suceden tras la filmación de una película.

¿Qué hay después? Es el gran misterio que nos intenta revelar y todas sus fotografías contestarían a esa pregunta. Los escenarios elegidos para este fin son los estudios “Cinecittà” que se ubican en la ciudad de Roma.

La primera pregunta que se me viene a la mente es… ¿Por qué un hombre nacido en Brooklyn se pudo interesar en unos estudios de Italia? .Bien, podríamos encontrar la respuesta sabiendo que estos estudios se erigieron como modelos de propaganda y exaltación del régimen fascista de Mussolini, fracasando en un intento de superar a la fábrica del cine estadounidense Hollywood, la cual, más tarde, invirtió en sus “Spaghetti Western”.

Tras un gran apogeo con conocidas y casi consagradas películas como “Ben Hur” y “Quo vadis”, entre otras, se produjo un bombardeo por parte de la Alemania nazi y años más tarde un incendio.

Todos estos elementos sirvieron para cautivar el gusto de Crewdson por su particular y melancólica belleza.

Donde antes había un “Imperio” del cine italiano ahora se encuentran una especie de yacimientos perdidos en el tiempo. Contrasta los decorados de antiguas películas romanas donde se erigían coliseos con los andamios que ahora se pueden ver debido a su estado de abandono.

La belleza inusual de aquello que carece de vida y lo demacrado de estos escenarios provocan una sensación casi fantasmagórica y evocan sentimientos de nostalgia, añoranza, tristeza y hasta melancolía, como si el mismo artista nos quisiera inducir a esos sentimientos y nos quisiera abrir los ojos ante una inminente realidad.

Todo esto unido a unos fondos de niebla, al uso del blanco y el negro en la fotografía y al juego que emplea de luz y sombras para resaltar más los planos, hace que parezca una película dándole un gran dramatismo a los elementos a fotografiar.

En cierto modo se puede interpretar que usa una técnica de muñeca matrioska: un arte dentro de otro, es decir, el arte de la pintura (decorado) dentro de el cine, que a su vez se contiene dentro de la fotografía.

Finalmente, pienso que nos quiere transmitir su propia visión de un planeta que en un futuro estará en estado de decadencia, estará deshumanizado y que, queramos o no, formará parte de nuestra vida cotidiana.

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