miércoles, 28 de septiembre de 2011

Cliché - fetiche.

Gregory Crewdson.

Sanctuary, Galería La Fábrica.
C/ Alameda 9, Madrid.

Zuzanna Mlotek

La exposición de las fotografías digitales del artista estadounidense Gregory Crewdson  en la galería La Fabrica deja sorprendido a cualquier tipo del espectador. Asombra tanto en cuanto al estilo, como al contenido de las fotos. Obras de grande formato y colorido melancólico.

A un espectador - admirador de las fotografías surrealistas de Crewdson, que viene con ciertas expectativas, desde la entrada le choca el black & white inquietante, efectivamente nostálgico. Sus imágenes habituales con una imponente expresividad narrativa, ¿cambiadas por las fotografías al estilo álbum de postales ¨Roma decadente”?
El decepcionado no localiza aquí ningún tipo de las explosiones de color forzado, las historias congeladas, como si fuesen “sacadas de una película de terror” y ni los estudios minuciosos sobre las preocupaciones humanas. Su construcción del mundo perfecto, pero a la vez lleno de locura y desorden, como el mismo describe su obra. Donde están todas las luces extraterrestres y el crepúsculo sobrenatural? Si el individuo no tiene demasiada paciencia y buenas intenciones, el encuentro puede provocar una huida inmediata.
El espectador inconsciente que no ha tenido experiencias previas con la fotografía del Crewdson y entra por curiosidad o más bien casualidad, tampoco le seduciría la primera impresión. Más seguro que se quedaría sorprendido por el aparente convencionalismo de las fotografías, admitiría calidad y … le causaría efecto “he dejado la plancha enchufada”.
Ahora bien. Esto es la sensación después de la primera mirada. Pero al acercarse y entrar más en detalle, empezamos a descubrir otro mundo. ¿A lo mejor no tan diferente de lo que consideramos el increíble mundo crewdsoniano? Las composiciones muy estáticas nos muestran su carácter pintoresco, muy artificioso: el enfoque impresionante desde el primer plano hasta el infinito del 'cuadro', la nitidez del cada elemento y estudio riguroso del espacio. Nos fijamos en los andamios, los soportes de las ruinas falsas. Descubrimos el engaño del decorado, que no es es nada mas que el disfrace del espacio, del espacio vacío. Entramos en un curioso agujero espacio-temporal.
Crece el sentimiento de la soledad, imposible contextualización de la representación de ruinas de la “roma antigua” de Cinecittà en frente a los bloques de pisos y hierbas. Vemos “la representación que se dará a si mismo como el espectáculo”, la doble representación... el vacío esencial?*

Y aquí empieza el juego. En la cabeza tenemos un caos. Un caos interpretativo. La cuestión es: ¿quien entrará?, ¿esta la rompecabezas para un cualquiera espectador, o se entretendrá solo el ojo entrenado del connaisseur? En cuanto las fotografías de Crewdson tan refinadas están expuestas para el público, en cuanto es la dedicación personal para los críticos? ¿No es exponer para ser analizado, descubierto y hablado por el élite? Es como si el autor tuviese la idea de incluir todos los clichés y fetiches intelectuales para provocar el murmullo en salones, pasando del espectador ordinario.
Las fotografías de la serie Sanctuary son nada fáciles para “tragar”.Pero tampoco estoy afirmando que lo tienen que ser y que la obviedad equivale a calidad.



* Michel Foucault: Las Palabras y las cosas. Una arqueología de las ciencias humanas, Siglo XXI, Madrid, 2010,


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