jueves, 29 de septiembre de 2011

Las apariencias engañan

Gregory Crewdson. "SANCTUARY"
Galería La Fábrica
C/ Alameda 9, Madrid

Por Javier González Zaragoza



La fotografía, el arte de fijar y reproducir imágenes, al igual que la pintura o la escultura responde a necesidades básicas del hombre tales como la transmisión de ideas, reflexiones o simplemente motivos.


Y si, esta exposición no se queda corta. O al menos esa es la sensación, como un trampantojo que me vino a la cabeza en un principio.

Nada más poner un pie en la exposición, eché un vistazo general sobre la sala y me adentré en el oscuro, apagado y ausente áurea que recibí, aunque poco a poco pude ir descubriendo al contemplar más de cerca cada una de las fotografías que el argumento estaba vacío, al igual que sus calles y paisajes urbanos del legendario estudio de cine cinecittà a las afueras de Roma.

Pero no fue la idea del abandono de la presencia humana en si lo que me sorprendió, ya que podría llegar a ser un adecuado tema de reflexión del que podemos sacar grandes conclusiones si lo abordamos desde otra perspectiva, sino la forma tan falsa de llevarla a cabo. Es decir, al observar las fotografías pude recibir esa transmisión de como te hablan los personajes y de como el tiempo modifica la persistencia. A la vez, pude comprobar como todas las imágenes intentaban expresar el mismo significado a través del mismo lenguaje.

Al sentir ese interés por el trabajo recogido y mostrado de Gregory Crewdson en la galería La Fabrica, comencé a adentrarme con más ahínco en la obra y hubo momentos en los que me llegué a sentir defraudado. Todos esos profundos significados que tan bien expresados parecían, se habían derribado cual edificación sin buenos cimientos.

Lo que había visto no era más que una simulación de la realidad.

Con esto intento argumentar que un escenario de cine no es un lugar con historias, con momentos inolvidables, con personajes particulares o con familias y sociedades. No es un lugar donde se haya desarrollado vida, solo frías escenas que intentan engañar al espectador para hacerle ver la realidad en una pantalla de televisión.


La intención del artista puede que no sea la que me ha llevado a mi pensar ello. Otra interpretación posible, que podría explicar el por qué de fotografiar decorados de cine, como si de que ciudades olvidadas se tratasen, puede haber sido criticar a la sociedad, mostrando su opinión de falsedad, de lo efímero y del derrumbamiento ante su falta de confianza en la población. Esta postura, con mayor sentido desde mi punto de vista tampoco me llega a agradar del todo. Son simples arañazos sobre una ancha superficie.


Además, la técnica de las fotografías no me expresaban, como podría haber expresado una fotografía analógica este tipo de situaciones, porque el sentido de olvido, de desuso de pérdida en los métodos analógicos de este arte, son al fin y al cabo paralelos en la obra del artista.


Como resumen y recomendaciones, invito a entrar, probar el ambiente que se respira dentro, pero no a indagar en la obra, porque puede jugar malas pasadas al espectador.


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