sábado, 24 de septiembre de 2011

¡Atrévete a saber!

Blockhouse. Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia. Avelino Sala.

Galería Raquel Ponce. C/Alameda 5

Por: Laura Ledesma Alarcón

Adentrarse en el mundo de la nueva exposición de Avelino Sala, significa acceder a un lugar que invita a la reflexión. Con una mezcla de acuarelas en tonos pastel y la dureza de los libros resistentes a la violencia y la injusticia personificadas en los antidisturbios, el asturiano denuncia, usando el conflicto del naval de Gijón como vía, la necesidad de ser fiel a tus ideas, la necesidad de luchar por ellas.

Compuesta por dos salas, la primera parte de la exposición se encuentra muy hábilmente situada en el primer piso de la Galería, como si de una introducción se tratara, lo que permite la sorpresa al entrar en la planta inferior. Crudeza y rotundidad son palabras que definen a la perfección la sala inicial, ya que se respira el aire incipiente de la rebelión. Casi se puede oír a las paredes gritando las frases en latín escritas en ellas (“Sapere aude” o “Concedo nulli” entre otras) que reclaman nuestro despertar, nuestra implicación en la situación de crisis actual y el no ceder ante nadie. Como no podía ser de otro modo, el color predominante en esta habitación es el negro. Un negro que mancha los libros y los une en una gran barricada de conocimiento, obra central de la exposición y una genialidad; un negro que construye una montaña de páginas en las que un joven espera a un grupo de policías armados que encarnan la incultura para enfrentarse a ellos; y un negro presente en la mirada de un trabajador de la naval que nos observa desafiante. Sala logra empujarnos a querer estar tras esa trinchera de cultura en la combinación de escultura y láminas que nos propone en este espacio número uno.

El contrapunto excesivo de la segunda estancia, hace que el mensaje enviado de resistencia y lucha por los valores propios se pierda en cierta medida. El artista plasma ahora escenas del conflicto del naval de Gijón en forma casi de diario, utilizando láminas de acuarela en colores pasteles. Aunque es muy interesante la búsqueda del pintor por representar la realidad y la dureza de forma inocente, en la manera probablemente en que lo haría un niño, los anaranjados del atardecer y la paleta de colores tenues en las escenas de lucha y rebelión, como en la representación de la quema de neumáticos, no encajan con la fuerza que transmite la sala superior. Cierto es que se puede decir que la exposición consta de esas dos partes porque son dos maneras de infundir un mismo mensaje, pero podrían también ser dos exposiciones independientes y eso es algo que te hace plantearte si juntas funcionan, si encajan.

Con la frase latina final “Audentes fortuna iuvat”(la fortuna sonríe a los audaces), Sala nos recuerda que hay que arriesgar para defender lo que crees que ha de ser defendido. Es un viaje que invita a la reflexión y, en muchos casos, a la libre interpretación de lo expuesto, para ayudarnos, de alguna manera, a buscar nuestro propio camino.

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