miércoles, 28 de septiembre de 2011

Olvidada en el tiempo.

Gregory Crewdson, Sanctuary

Galería La Fábrica
Calle Alameda 9, Madrid

Natalia Gil Serrano

Crewdson nos presenta una exposición con doce fotografías en blanco y negro tomadas en los estudios cinematográficos abandonados de Cinecittá a las afueras de Roma, la “ciudad del cine” que nació bajo el mandato de Mussolini y que terminó sus días de esplendor cuando un bombardeo nazi asoló la ciudad sumiendo los estudios en esa calma perpétua que a durado hasta nuestos días, como si el reloj hubiera detenido el tiempo en aquel instante, hace ya décadas.

Es el primer trabajo que Crewdson ha patrocinado fuera de su país natal, Estados Unidos, y sin duda ha encontrado un escenario cargado de una atmósfera de misterio y encanto que ha sabido llevar a sus fotografías de forma asombrosa.

Esos decorados llenos de andamios, falsos muros, ventanas, tejados y casas, sumidos en un trance envuelto en neblina y el dramatismo clásico del toque de la fotografía en blanco y negro, llenando de matices grises la visión espectral de una ciudad vacía, de una ciudad irreal sumida en el silencio. Casi podemos imaginarnos andando por esas calles desiertas escuchando tan solo nuestros pasos al caminar y el murmullo del viento. Un lugar sin duda alguna melancólico y sombrío.

Una de las fotografías que más me llamó la atención fue aquella que muestra una calle con fachadas a ambos lados de diferentes edificios, una calle que se extiende a lo lejos dejándonos ver que está vacía pero que es real, como si estuviésemos contemplando alguna ciudad que siempre estuvo habitada. Pero de repente se distingue justo al fondo, en el centro, un tejado abierto, en el que se adivinan los andamios que sujetan la estructura, tan solo ese pequeño detalle nos devuelve a la realidad, rompiendo el encanto y demostrando que es una ciudad muerta y sin vida, un escenario vacío pero al que Crewdson ha denominado con la palabra “sanctuary”, tal vez porque ese silencio, esa desolación que a la vez se torna en calma de alguna forma se ha convertido en un santuario.

Y es ahí donde nos infunde esa idea de nostalgia, en donde el ser humano ya no tiene cabida, en ninguna fotografía sale la figura de un hombre. Sólo hay desolación y abandono alrededor de un entorno salvaje, que poco a poco se irá cerniendo sobre esos falsos edificios entre los que alguna vez estuvo toda la parafernalia del cine llenando de luz y sonido día y noche, aquella ciudad dedicada al cine que se ha convertido en una ciudad fantasma.

Por primera vez Crewdson realiza un trabajo con esta temática, unas fotografías que hablan por sí mismas, enseñándonos no solo el paso del tiempo imparable, sino también el derrumbe de esas falsas ilusiones, de una apariencia engañosa creada para dar una ilusión de la realidad pero que finalmente ha sido arrastrada por las circunstancias. Los charcos a los que nadie le importan, el derrumbe que nadie es capaz de frenar y la conquista de la naturaleza de un espacio que siempre fue suyo y que acaba por retornar.

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