sábado, 24 de septiembre de 2011

La cultura como trinchera

La cultura como trinchera

“Blockhouse”

Galería Raquel Ponce

C/ Alameda 5, 28014 Madrid (España)

www.galeriaraquelponce.es

Ana Lirón de Robles García


Avelino Sala, asturiano de 39 años, expone en la galería de Raquel Ponce su trabajo multidisciplinar narrando el conflicto de los astilleros asturianos de hace unos años, relacionándolos con las actuales protestas del 15M.

Con una instalación escultórica formada por más de 500 libros lacrados en negro habla de la cultura como resistencia o búnker. A esta obra principal le acompañan una serie de de acuarelas, gouaches (recordando el estilo de Bansky) y otras pequeñas instalaciones como complemento de la principal.

Las acuarelas recogen pequeños detalles de la revolución, desde una pintura de un amanecer en el puerto de Gijón, o un periódico, e incluso un tirachinas. Estas acuarelas ayudan a hacer una composición del lugar donde se realizaron las protestas.

Avelino Sala es un artista multidisciplinar que utiliza cualquier elemento para expresarse, ya sea la pintura, la fotografía, el video e incluso la instalación. Su discurso personal cuestiona la realidad cultural y social desde “una perspectiva tardo romántica”, con el que describe una sociedad tan compleja como es la actual.

La exposición “Blockhouse” cuenta cómo los astilleros asturianos se manifestaron contra el cierre de la mina. Avelino Sala lo relaciona, quizás de manera oportunista, con las protestas ocurridas en Madrid a raíz de la gran manifestación, y sus consecutivas marchas, del 15 de marzo. Y digo “oportunista” ya que algunas de sus acuarelas aluden a la violencia que caracterizó la huelga asturiana. Aún así, el tema principal es la cultura como resistencia, algo muy de actualidad en estos últimos meses, que no quiere decir que sea nuevo.

La galería Raquel Ponce acoge la exposición dividiéndola en tres niveles o pisos. El superior recoge la mayor carga con la obra clave de la exposición acompañada por algunas acuarelas y las pequeñas instalaciones que la complementan. A primera vista parece una galería fría, quizás por sus paredes blancas y la falta de público o incluso por la necesidad de llamar a la puerta para entrar; pero la acogida es muy calurosa, saliendo a saludar algún trabajador de la galería y proporcionando personalmente los folletos y la posibilidad de explicar la exposición, e información adicional. Información que me sorprendió, ya que invitan a una visita guiada, patrocinada por ARCO, y gratuita por las galerías del Barrio de las Letras. Me satisfizo saber que el mudo del arte se empieza a cercar a la gente “normal”.

Tanto la galería Raquel Ponce como la exposición de Avelino Sala, hacen gala de algo, que seguramente tendrá que ver con la tan famosa crisis económica, y que se está convirtiendo también en una crisis social. Ese algo es el acercamiento del arte, y sobre todo de la cultura, a gran parte de la sociedad interesada en este “mundillo”, no solo a una clase con un poder adquisitivo más alto, y con la solvencia suficiente para poder adquirir una obra de precios astronómicos. Un acercamiento a todas las clases sociales. Puede que por fin asistamos a una democratización de la cultura y, mejor aún, del arte.

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