miércoles, 28 de septiembre de 2011

Una belleza en decadencia

Gregory Crewdson: Sanctuary. Galería La Fábrica, c/Alameda 9, Madrid.

ELENA ZACCAGNINI CATÓN


 Mediante su exposición -Sanctuary- Gregory Crewdson permite que le acompañemos en su viaje personal al pasado. Nos lleva hasta un lugar que fue glorioso, testigo de una época dorada, pero que hoy en día se ha convertido en una ruina que la naturaleza empieza a hacer desaparecer.

 En su trabajo, doce obras repartidas por la galería, nos presenta los antiguos escenarios de los estudios Cinecittà en Roma. Fotografía los decorados exteriores totalmente abandonados, donde el elemento humano ha dejado paso al vegetal, el cual empieza a invadir cada rincón, como si la ciudad hubiese caído en el olvido. Nos muestra estas estructuras como testigos de aquella época; sólo ellas vieron desfilar a grandes directores por sus calles y filmar sus películas, desde Federico Fellini o Roberto Rosellini a Martin Scorsese o Mel Gibson.

  Para retratar este mundo utiliza fotografías digitales en blanco y negro sin a penas retoques y convierte estos escenarios en protagonistas de sus imágenes prescindiendo de personajes, lo que destaca frente a su obra anterior. El hecho de que utilice el blanco y negro, hace que el sentimiento de melancolía y nostalgia -que ya de por si la temática produce en nuestro interior- se acentúe; también, a consecuencia de este recurso, algunas de las imágenes nos llegan a parecer inquietantes e incluso siniestras. Esta sensación sobre todo la provoca el juego de luces y sombras que el autor utiliza en las imágenes, llegando, en algunas ocasiones, a ocultar en la oscuridad parte de la escena que nos está mostrando.

 Este trabajo nos sorprende si conocemos la obra anterior de Gregory Crewdson, en la que desborda el color, en algunas ocasiones casi irreal pero muy expresivo; los personajes, que tienen un valor fundamental en la composición; y sobretodo el hecho de que él disponía todo como mejor le parecía -de forma casi obsesiva- colocando todos los elementos a su antojo para crear un nuevo lenguaje. Incluso después de hacer la foto, el proceso continúa y Crewdson sigue añadiendo nuevos efectos especiales hasta que finalmente, y contra todo pronóstico, nos acerca una realidad muy real.

  En estas obras explora el mundo típicamente americano desde el exterior hasta el interior, evocando las pinturas de Edward Hopper y las fotografías de Diane Arbus y Walker Evans. Nos muestra estas escenas y las congela para nosotros dándoles un aire teatral e irreal -de forma que incluso podríamos confundirlas con fotogramas de una película de ciencia ficción- con lo que no podemos evitar relacionar esta parte de su obra con otras de grandes maestros del cine como Alfred Hitchcock, Terrence Malick, e incluso Steven Spielberg.

 En estas obras, Gregory Crewdson consigue, una vez más, mostrarnos esas dos verdades la ficticia y la real y convertirlas en una única verdad, una belleza en decadencia: ‘‘In these pictures I draw  upon the inherent quietness and uncanny aspects of the empty sets. As with much of my work, I looked at the blurred lines between reality and fiction, nature and artifice, and beauty and decay.’’

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