sábado, 24 de septiembre de 2011

Hambre de rebelión

Avelino Sala.

BlockHouse. Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia.

Galería Raquel Ponce,

C/ Alameda 5, Madrid.

ALEJANDRA LÓPEZ MANRIQUE

Vivimos en un mundo donde el capitalismo, la industrialización y la globalización están presentes en todos los órdenes de la vida, donde el individuo ha desaparecido para dejar paso a la masa, y donde el ser humano como hombre individual ya no tiene ningún sentido, porque es el conjunto de seres humanos como sociedad lo único válido.

A pesar de esta cruda realidad, el artista gijonés, Avelino Sala (1972) con su obra Blockhouse, construye una historia de rebeldía intelectual a partir de un acontecimiento concreto, como es el cierre de los astilleros de Naval-Gijón en el año 2009 y no escatima en reivindicar la injusticia que supone para miles de trabajadores el cierre de estos astilleros, la pérdida de sus trabajos de un día para otro y las repercusiones que esto supone para sus familias; y lo hace a través del arte, creando una armonía solo digna de genios contemporáneos, mezclando escultura, acuarelas opacas y otras formas de pintura.

Su obra se desarrolla en un momento de crisis mundial que afecta al autor más concretamente en el ámbito nacional.

Los manifestantes de la obra con los libros lacados en negro y con sus pintadas murales, Concedo Nulli (no cedo ante nadie), Sapere Aude (atrévete a saber) y Audentes fortuna iuvat (a los audaces la fortuna ayuda), se rebelan contra el sistema de forma intelectual, en contraste con los trabajadores de los astilleros, que recurren a la rebelión física creando barricadas y quemando pilas de neumáticos, como muestra el artista en los gouaches (acuarelas opacas).

Siempre que hablamos de rebelión tenemos la idea de gente que sale a la calle a reivindicar lo que a un conjunto le parece injusto para pedir cambios con el fin de sentirse satisfechos, pero rebelarse puede adquirir otro significado cuando lo llevamos al arte, como hace Avelino Sala, creando una colección de imágenes que no deja indiferente al espectador y hace pensar que, en concreto, el tema del cierre de los astilleros de Naval-Gijón, tenga repercusiones que pueden afectarnos a todos, directa o indirectamente.

Como muchas veces hemos podido comprobar, a lo largo de la historia, cuando se libra una batalla entre el pueblo y el estado, o sus órganos de gobierno, pocas veces la fuerza ha sido útil, sin embargo, la visión del artista confronta la lucha intelectual frente a la lucha de la fuerza bruta e irracional, creando una visión crítica y realista del panorama actual, reivindicando así la creencia de que es mejor una barricada de libros, que una física, al luchar contra una decisión del gobierno o un tropel de antidisturbios que el artista refleja en su obra.

Después de ver la colección Blockhouse, da ganas de luchar contra las injusticias que día a día vivimos, pero quizás callamos por miedo a no ser escuchados y apuntarnos una derrota moral, da ganas de culturizarnos para saber más acerca de los problemas sociales, para poder luchar en un futuro contra las complicaciones que nos pueda presentar la vida, da ganas de rebelarse.

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