martes, 27 de septiembre de 2011

Del artificio a la simplificación mística

Gregory Crewdson. Sanctuary

Galería La Fábrica. C/ Alameda 9, Madrid

Aitana González Rodríguez.


Gregory Crewdson (Nueva York, 1962), nos trae un trabajo que supone un cambio en su obra. Una sesión realizada en los estudios Cinecittà, en blanco y negro, que expone el cambio profundo que ha supuesto este último trabajo del fotógrafo frente a sus anteriores trabajos. En Sanctuary nos muestra escenarios cargados de misticismo, con una belleza decadente donde vemos que la línea que separa lo real y lo ficticio se difunde en un espacio metafórico que nos transporta, desde un escenario ficticio a la soledad, al olvido más real de la condición humana.

Desde el comienzo de su carrera Crewdson tiene un gusto por lo surrealista, lo fantástico, lo atractivo y lo repulsivo de la realidad, con un interés por buscar estas cualidades en la cotidianeidad doméstica de una sociedad americana de valores fuertes y asentados. En estas sesiones Crewdson recrea un ambiente más propio de Hollywood que de la propia realidad, exalta esas partes no tan agradables de esa realidad, para exponer un concepto. Sanctuary es su primer trabajo fuera de América, y el primero en blanco y negro desde Hover(1996-1997), un choque total, porque aunque se ve que el mensaje puede ser el mismo, es una obra muy visual, que busca mucho la belleza de la fotografía. El espacio, es totalmente diferente, donde hay una ausencia de cualquier figura humana, espacios vacios. El hecho de que las fotografías fueran tomadas desde el comienzo hasta el final del día dota a la imagen de una profundidad, de un misticismo, de una soledad y un silencio muy románticos. Así como en trabajos anteriores vemos mucho artificio, mucha teatralidad, un gusto por recrear un espacio y un momento determinado, en este trabajo vemos como lo que impera es la naturalidad del entorno de los estudios. Es en este entorno donde vemos, mediante el blanco y negro ese misticismo romántico, de los espacios derruidos que vivieron tiempos mejores, el avance de la maleza hacia esas edificaciones como símbolo del olvido, esa visión de tiempos pasados que fueron mejores, la soledad, pero sobretodo el silencio que transmiten estas fotos. También se percibe como el fotógrafo plasma ese ambiente siniestro donde el horizonte se desdibuja a causa de la niebla que nos sitúa en un ambiente de lo más romántico. El propio escenario juega un papel, por una parte estético, en el sentido de la propia belleza del entorno y por otra simbólico, que nos muestra que hasta lo más bello muere, que hasta lo que, en otro tiempo disfruto de la fama y del reconocimiento, se olvida, un recuerdo de que nada es para siempre, que todo, irremediablemente cae en el olvido. Es, en conclusión, un avance para este artista, de una manera mucho más elegante y refinada nos muestra conceptos que él hubiera recreado de una manera muy artificial y muy plana, la soledad, la serenidad del propio espacio es totalmente suficiente, sin ningún añadido.

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