miércoles, 28 de septiembre de 2011

Baja el telón y la commedia è finita

Gregory Crewdson

SANCTUARY

Galería La Fábrica
C/Alameda nº9

Alba Rodríguez Corcobado

“Antigua Roma”, un paisaje abandonado por el tiempo, en el que ay ninguno se atreve a pensar, ni a adentrarse… escenarios medio derruidos pero que aún conservan ese vestigio del glamour del cine italiano de la Cinecittá. “¡Para una vez que sale de EEUU y no se encuentra a nadie!”, podríamos pensar eso mismo y continuarlo con un “oh, pobre hombre”, pero en realidad Gregory Crewdson buscaba la soledad, en ese paraje ya olvidado para algunos, para dar esa sensación de antigua magnificencia ya perteneciente a otras épocas.

Nuestro gran protagonista, y digo lo de “gran” por la extensión del mismo, es la propia arquitectura del lugar. Es aquel que nos susurra escenas, frases míticas del cine y algún que otro “¡corten!” en las esquinas, en los cortinajes viejos y rasgados ya prácticamente caídos en el suelo, e incluso la vegetación que poco a poco va ganando terreno, imparable, tragándose poco a poco los escenarios y reclamando un territorio antaño suyo.

Todo esto lo deja patente el fotógrafo estadounidense Gregory Crewdson en “Sanctuary”. En ella aparecen los antes comentados escenarios italianos, vistos con un punto intimista, que se acentúa más con la imagen tomada en blanco y negro y los paisajes solitarios, en los que no se ve ni un ápice de vida.

El propio artista dice que recurrió a la tranquilidad de aspectos inherentes y misteriosos de los conjuntos vacíos, poniendo su mirada en los límites difusos de la realidad y la ficción, naturaleza y artificio, belleza y decadencia.

Se nos muestra una parte del cine que muy poca gente conoce o quiere conocer; los entresijos de detrás de los escenarios. Grúas, andamios, soportes de un cartón que por el “lado que ve el espectador” se supone que es una lujosa fachada de una casa… el llamado sucio encanto del cine, en el que no todo es lo que parece.

Queda patente en la retina del espectador imágenes de abandono total, como por ejemplo, una tela abandonada a su suerte en el borde de un charco de lluvia, bajo un arco sombrío que da paso a la luz… como queriendo decir que esa tela, hace alusión al desvanecimiento de la grandiosidad de la ciudad fantasma, como queriendo expresar un “se acabó” esperando que alguien la recoja del suelo para dejarla en un sitio más decente, a modo funerario.

Hay que estar atento en cada fotograma, ya que si uno se centra en la imagen se puede dar cuenta de que asoma una góndola abandonada tras unos canales andamiados de tierra en el que el único rastro de agua lo dan los charcos de la lluvia.

Con todo esto acabamos con el particular “Santuario” de Crewdson, con algún que otro sentimiento de melancolía por aquellos parajes dejados de la mano del hombre, el cual les dio vida y al mismo tiempo muerte. La pena es que el urbanismo que se ve de fondo en las imágenes, reclamará ese espacio para sí y entonces sí que se podrá decir definitivamente “la commedia è finita”.

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