miércoles, 9 de noviembre de 2011

CONVERTIR LO ORDINARIO EN ALGO MÁGICO Y SOBRENATURAL.

GREGORY CREWDSON: "Sanctuary." Galería La Fábrica, C/ Alameda, 9, Madrid


Por: Ana Fernández Sánchez


Gregory Crewdson (Brooklyn, 1962) En su nueva obra, "Sanctuary", nos presenta una serie de doce fotografías en blanco y negro.

Es la primera vez que este autor produce fuera de Estados Unidos y para ello ha elegido el antiguo estudio de cine "Cinecittà", a las afueras de Roma.
Al contrario que en sus demás obras, en las que veíamos escenas surrealistas de la vida cotidiana en Estados Unidos, ésta nos muestra un escenario real, aunque, podemos apreciar un toque mágico, que nos transporta a ese pasado no tan lejano, en el que se mezclaba realidad y ficción

Gregory, nos muestra la decadencia del estudio en donde antes había vida y ahora "muerte", donde había color ahora blanco y negro y sobre todo, donde antes había presencia humana, ahora solo queda el paisaje, formado por los restos de lo que fuera el atrezzo de superproducciones como: "Gangs of New York" , o " Per qualche dollaro in più".

Sin duda, algunas de las fotografías me hacen recordar a El Pianista, película de Roman Polanski. En aquellas escenas en las que el protagonista tiene que sobrevivir en las calles desiertas, desoladas por la II Guerra Mundial y, creo que no voy mal encaminada ya que, el estudio de cine fue bombardeado en 1943 por los nazis.

El hecho de presentarnos su obra en blanco y negro ayuda a percibir la sensación de tristeza, angustia, abandono y demás adjetivos frustrantes que emanan de esas calles de Roma. Pasear por allí no debe de ser muy agradable, o tal vez sí, quién sabe. En todo caso, parece que Gregory quería rescatar del olvido esta monumental obra del hombre, dejada ahora al abandono.

Puertas abiertas, que dan paso "a nadie", paños que no cubren nada o agua estancada son algunos de los elementos presentes en las instantáneas, que nos dan alas para pensar que en algún momento esas puertas se cerraban y abrían por motivos distintos al viento, el agua corría y los paños y demás telas lucían majestuosas ante la cámara.

Pero el olvido, el abandono, la soledad, todos esos adjetivos culpables del miedo que sienten todas las personas a "padecerlos" no son nuevos para Gregory. Son factores que ya transmitió en sus anteriores obras, ya que en muchas de sus fotografías aparece la presencia humana en una actitud sinsentido llena de la soledad fatídica.

Una luz suave, tenue, ligera... o una luz intensa, fuerte, imponente, pero en todo caso papel principal de esta obra en la que, como en cierta ocasión afirmó el propio autor fascinado, el crepúsculo tiene el poder de convertir lo ordinario en algo mágico y sobrenatural. Y lo percibimos, cada rincón cada espacio es un espacio impregnado de sentimientos en los que, con un solo hilo de luz, quedamos tocados por esa magia que algún día "bañaba" la ciudad y que ahora nos ilumina la mente, dándonos pie a pensar que ese sitio, ahora decadente, era un gran escenario de vida, en el que tampoco hacía falta mucha luz para darse cuenta de ello.

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