domingo, 6 de noviembre de 2011

Experiencia sensorial

Lygia Pape Espacio imantado


Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. C/ Santa Isabel, 52.


Icíar García Cañas


En el museo Reina Sofía nos encontramos una enorme exposición sobre la obra de Lygia Pape, en la que vemos como evolucionó su obra pero sin perder su esencia, ese afán por eliminar barreras entre obra y espectador y poder inmiscuirse dentro de la misma obra a través de todos los sentidos.

El movimiento dentro del que englobaríamos a Lygia Pape es el neoconcretismo, surgido en Brasil y del que Pape es una de sus máximas exponentes. Este movimiento se caracteriza por la abstracción geométrica como observamos en los cuadros de Pape en los que juega con diferentes formas colores y volúmenes.

Pape experimenta también con la xilografía, unas líneas sobre la madera que dejan entrever lo que hay en las betas de la misma, formas geométricas y unas líneas paralelas con algunos desplazamientos, todo esto en colores blancos y negros sobre papel.

Lygia se atreve con todos los géneros, en esta exposición hallamos una serie de fotografías todas ellas mostrándonos escenas cotidianas, que capturan el momento de la acción, no busca una colocación sino la espontaneidad de los fotografiados.

Pape se sumergió en el mundo del cine, colaborando con el Cinema Novo, realizando carteles para películas, esto le llevó a buscar una nueva estética utilizando las nuevas tecnologías creando videos, en uno de ellos un grupo de personas bajo una gran tela blanca que asoman la cabeza tras ella, todos ellos caminan juntos, como si dijeran que la unión hace la fuerza. Otros de sus vídeos presentan un corte antropófago y erótico, en los que observamos cierta ironía.

Pape pretende que utilicemos todos los sentidos para estar más cerca de la obra, una serie de cuencos formando un círculo en los que hay en cada uno de ellos un líquido de un color, siguiendo una serie, nos invita a que lo probemos, como nos indica un vídeo justo al lado utilizando también el gusto, pero ya no el estético sino el asociado a los receptores sensoriales.

Para finalizar el recorrido por la exposición, encontramos de nuevo algo diferente, en esta ocasión Lygia Pape utiliza unos filamentos muy finos que cambian en función de la luz y del espacio en el que se ubiquen. Dando lugar a una especie de tela de araña de grandes dimensiones. En un espacio cerrado y oscuro nos aparece esta gran obra iluminada por unos focos que le dan un aspecto dorado y que cambian las zonas iluminadas según giras en torno a ella, dando una sensación de movimiento.

Lygia Pape pretende que sintamos la obra, que nos entrometamos en ella a través de nuestros sentidos como son el oído, la vista, el gusto, para en definitiva eliminar ese concepto de arte frío expuesto en los museos siguiendo un modelo sistemático, y conseguir que el arte se mezcle con la vida normal.

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