miércoles, 30 de noviembre de 2011

E S P A C I O

Lygia Pape. Espacio imantado.

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Ana Domínguez Cao

Gran parte de la profusa y excelsa obra de la artista brasileira Lygia Pape (Río de Janeiro, 1927-2004), ha sido acogida estos últimos meses en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. Una oportunidad única para acercarse a una de las figuras más representativas del arte de vanguardia de Brasil, tan fecundo durante la segunda mitad del siglo XX. En lo que es la primera exposición monográfica celebrada en Europa sobre la artista.

Es la ocasión perfecta de seguir la evolución de su trayectoria artística, la cual permite, a su vez, conocer a partir de una parte importante que compone el todo, lo que se ha ido formando en el arte contemporáneo de Brasil.

Desde los años cincuenta en que Pape formaba parte del Grupo Frente, de cuyo espíritu bullían obras abstractas influenciadas por el arte concreto surgido en Europa años atrás de la fundación del Grupo; encontramos sus primeras piezas geométricas, cromáticamente estudiadas, donde el soporte es variado, adecuado a la intencionalidad de la artista.

El Grupo Frente va a cambiar el rumbo de su trayectoria, va a tornar su fidelidad al arte concreto hacia un nuevo movimiento cuyo interés se centra en el espacio, en la integración de la obra en el espacio. Otorgan valor a lo experimental utilizando como material el generado por sus experiencias en un país que se veía sumido a continuos cambios políticos que, a menudo, tentaban contra la libertad del pueblo.

Ese cambio se ve reflejado en la obra de la artista que nos ocupa, Lygia Pape, una de las más reconocidas y brillantes del panorama brasileiro.

Performances como Divisor, de 1968, interpretado en el MNCARS el 25 de mayo de este año, muestra ese objetivo de la artista de integrar la obra en el espacio y, en este caso, de implicar al espectador en la misma.

Ovo, del mismo año que Divisor, implica de nuevo a la persona, que experimenta una forma de nacimiento a través de un cubo de tela en medio de un escenario brasileiro.

Es quizás la serie de Ttéias su obra más emblemática, puesto que llegará a realizar, desde su primera representación al público en 1979, varias versiones de la obra a lo largo de los años noventa.

Los hilos de las Ttéias, dispuestos en una sala de exposiciones, semejan rayos de luz materializados y congelados en el tiempo. De nuevo el espacio, sus múltiples posibilidades y la libertad de la artista para incorporar la materia en él.

Lygia Pape trabaja de forma circular; una cuestión alimenta y ayuda a resolver la problemática de otra.

Su obra pues está viva, evoluciona, cambia, desde sus primeras revelaciones en los años 50 hasta sus últimas manifestaciones se ha alimentado de la visión poética de la artista, de su sensibilidad para ver el mundo que la rodea.

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