miércoles, 9 de noviembre de 2011

HUNDIÉNDOSE EN LAS FRÍAS AGUAS POLARES…

NICO MUNUERA: Galería La Caja Negra, C/ Fernando VI 17, 2º izquierda.

NICO MUNUERA: Galería Max Estrella, C/ Santo Tomé 6, patio

Por: Ana Fernández Sánchez

Nico Munuera (1974, Lorca), vuelve a repetir, como en el 2008, con dos exposiciones simultáneas, en las galerías Max Estrella y La caja Negra. My Ross Island y Ribbons son las nuevas obras que nos trae el artista a Madrid. Y hay que decir que las dos son muy diferentes entre sí; Una de ellas está inspirada en la isla Ross, isla que fue el punto clave en las primeras expediciones que se hicieron al Polo Sur y el principal objetivo de Sir Ernest Shackleton, en 1914, cuando intentaba ser el primero en cruzar a pie el continente antártico y parece ser, viendo la exposición, que Munuera comparte objetivo, el Polo Sur, pretende hacernos creer que la pintura emerge del hielo, que nace de las profundidades del mar helado, deseando ver la luz y consiguiéndolo. El blanco impoluto de las paredes que se funde con el mismo tono de fondo de los cuadros, es “manchado” por Munuera, haciendo que el contraste de los brillantes y llamativos colores de las pinceladas sea mucho más explosivo e impactante que si por ejemplo, las paredes hubieran sido de otro color distinto al blanco. Pero por otra parte tenemos Ribbons, totalmente diferente. Pasamos de la explosión de color, del frío polar, y del paisaje helado a una serie de cuadros que transmiten tranquilidad y armonía. Es como si una brisa de colores suaves inundara las paredes. Colores dispuestos verticalmente, superponiéndose unos a otros. Lo que nos puede recordar a uno de sus antiguos trabajos “No Flags”, obra que a pesar de representar banderas, podríamos mezclarla perfectamente con Ribbons y seguramente nadie se daría cuenta ni notaría el “error”. A diferencia de la otra exposición, el objetivo de Munuera en esta obra no lo tengo nada claro, pero lo que parece estar claro es que, haya que interpretar algo o no, esta forma de disponer los colores le funciona, porque si no, no hubiera repetido la “táctica”. Yo miraba los cuadros, me acercaba incluso demasiado a ver si escondían algo pero interpretar la verdad es que no pude interpretar mucho. No saque un doble sentido, alguna idea clara o un simbolismo, eso sí, para mi estar dentro de la galería envuelta en esas maravillosas combinaciones de colores, rodeada de calma y armonía, me mereció la pena. Son cuadros que yo si pudiera compraría. Porque me transmiten paz, porque pienso que esos colores no te pueden transmitir nada que no sea relajación y despreocupación. Para concluir, pensándolo bien, parece que fueran tan simples que un niño de seis años pudiera ponerse a la altura de Munuera, y así de paso, ahorrarnos un dinerillo. Seguramente haya mucha gente que sienta que, el poco frío que les transmitió My Ross Island, ya se encargó Ribbons de transmitírselo y que tal vez Ribbons quedara más bonito expuesto en mitad del Polo Sur, a disposición de las focas y demás fauna antártica, y con un poco de suerte terminaría hundiéndose en las frías aguas polares...

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