domingo, 9 de octubre de 2011

Derribo

Categorías de Jorge Perianes

Matadero de Madrid

SILVIA SERRANO SÁNCHEZ

Cuando entré en la sala, me quedé perpleja y empecé a buscar la exposición, ¿dónde estaba lo que había venido a ver? Lo tenía delante: una estructura de madera a la que por poco no subo, ya que su fragilidad y ligereza saltaban a la vista y para más ende un cartel a la entrada avisaba de que no era aconsejable que más de diez personas estuvieran sobre la estructura, un dato muy tranquilizador teniendo en cuenta que sobre ella había quince.

Mis ojos recorrieron todo el espacio, mientras, en mi cabeza, un dilema, ¿subo o no subo, ni siquiera hay barandillas?

Se podía ver de inmediato como la estructura se dividía en dos alturas: la parte de arriba que pretendía ser el desván de una casa en ruinas o a medio construir, y la parte baja que representaba el sótano.

Al final, después de unos segundos de meditación, decidí subir, reacia a pensar que la exposición solo era eso y esperando encontrar en la parte de arriba el acceso a otra sala donde poder continuar la visita a la obra de Jorge Perianes, o por lo menos algo más.

Pero no, subí a la parte superior de la estructura y todo lo que pude ver fueron agujeros en la madera, plantas de plástico colgando y nada más.

La parte baja estaba plagada de serrín y troncos cortados y colocados estratégicamente para que te tropezases con facilidad, pero la prueba de obstáculos no terminaba ahí, y es que tenías que tener cuidado de no abrirte la cabeza con una de esas vigas de madera que campaban a sus anchas por todo el sótano.

El techo si me gustó, el efecto envejecido del mismo te ayudaba a sumergirte con más facilidad en ese ambiente ruinoso y abandonado, pero luego descubrí con desilusión, que no formaba parte de la exposición, pues era igual en todo el recinto.

Así que después de llevarme la mayor desilusión de mi vida al descubrir el asunto del techo, puedo decir que lo único que me llamó la atención y que sí que me gustó, es que tú podías formar parte de la obra (aunque te dejaras la vida en el intento) y que no te limitabas a contemplarla desde fuera como mero espectador, sino que existía un instante en el que eras el protagonista. Aunque si para ser la protagonista, todas las obras que vaya a ver tengan que ser una estructura de madera a medio construir, sinceramente prefiero ser una mera espectadora.

Por último me gustaría hacer alusión a la metáfora escondida, nada clara, que descubrí al leer el folleto de la exposición: el sótano como lugar de gestación de la vida y el desván como lugar de muerte.

En realidad de esa obra, me habría esperado cualquier metáfora, (da igual, lo que nos hubiesen dicho nos habría parecido estupendo) pero por lo menos esta servía para llamar la atención, es una idea muy filosófica y existencial, representada de manera tan increíble que te deja aturdido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario