domingo, 9 de octubre de 2011

Diálogos

Jorge Perianes: Categorías. Matadero, Paseo de la Chopera, 14.

ELENA ZACCAGNINI CATÓN


 Jorge Perianes nos presenta su proyecto Categorías en la antigua cámara frigorífica del Matadero. Una obra minuciosa que el autor ha llevado a cabo con ambición y valor, al enfrentarse a un espacio tan potente y apabullante como éste consiguiendo humanizarlo a raíz del uso de materiales orgánicos que rompen con la oscuridad y la frialdad de la sala.
 
  Nos encontramos con un enorme espacio dividido en dos partes que el autor interpreta como el sótano y el desván de una casa. El primero es oscuro, la escasa luz se filtra desde el piso de arriba por las grietas y huecos del techo, y vemos también las raíces de las plantas que crecen arriba. Este espacio nos invita a adentrarnos en él y recorrerlo; aunque no podemos evitar sentirnos perdidos y angustiados debido a las sombras y la aparente ruina que nos rodean, sin embargo parece que las filtraciones de luz nos indican que hay vida más allá, como si intentasen insuflarnos vida y esperanza. Al contrario, el piso de arriba, el desván, lo encontramos lleno de luz pero también de polvo, un lugar donde crecen las plantas pero cuya belleza es, en realidad, efímera. Con lo que en este caso nos encontramos con el concepto opuesto, un espacio de reflexión, de levedad de la existencia y de muerte.   

 Este proyecto sorprende si conocemos las anteriores obras de Perianes, llenas de luz y color, con el elemento vegetal siempre presente, y una persistente tendencia al horror vacui. En Categorías sin embargo, el autor se libera de todos los elementos dejando su obra desnuda consiguiendo para ella una total sinceridad exenta de pretensión. Le interesa también la idea de la tridimensionalidad -algo que tampoco encontrábamos en sus anteriores trabajos en los que nos obligaba a observar su obra desde fuera- pretendiendo que nos enfrentemos a la obra, la atravesemos, la toquemos, formemos parte de ella y ella de nosotros, consiguiendo crear un diálogo muy potente obra-espectador.

 A partir de este proyecto el autor nos invita a iniciar un debate en nuestro interior mostrándonos conceptos antagónicos que se entrelazan unas veces y se separan otras. En esta obra el autor maneja ideas como: la relación del espacio habitado con el alma o la complicada relación del hombre con la naturaleza. Las cuales usa para crear un lenguaje, pero no para transmitirnos una idea definitiva que cierre las puertas a una segunda interpretación de la obra, ya que lo que le interesa es que el público se relacione con ella y configure su propia interpretación.

 El autor en ningún momento aspira a llevar a cabo una obra con un lenguaje poético -aunque recoge influencias de la literatura y la filosofía, especialmente de las obras de Gaston Bachelard- sino que él se considera un observador, un mero espectador del mundo. Esta es, sin duda, la clave de que haya conseguido crear una obra que habla por si sola y que dialoga con todos los elementos que la rodean como si tuviese voz propia.

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