domingo, 9 de octubre de 2011

No pierdas de vista la escalera.

Jorge Perianes: Abierto X Obras, Categorías.
Matadero, paseo La Chopera, 14. Madrid.

Ana Rodríguez Zárate.

Jorge Perianes (Orense, 1974), presenta en el Matadero un proyecto denominado "Categorías". En ella se exponen dos realidades aparentemente opuestas, pero que a mi parecer no lo son tanto.
En mi opinión, se pretende exponer una metáfora de la vida. Así, en la parte superior se representan los sueños y proyectos que uno se propone alcanzar, y en la parte inferior se encuentra la vida que acabas viviendo.
Un dato a remarcar es que, prácticamente todos los espectadores deciden empezar la exposición por la parte superior, a pesar de que la inferior se encuentra al mismo nivel que la entrada, y que la escalera no está completamente a la vista. ¿Por qué? Probablemente porque acostumbrados a vivir siempre al mismo nivel, cuando vemos dos alturas, nos invade el deseo de ingravidad, la ilusión de poder separar los pies del suelo, de flotar y evadirnos de la realidad. Y ese efecto es logrado; una vez arriba interactúas con tus sueños. A pesar de ser un espacio diáfano con techos quemados, te sientes bien, es acogedor. Hay unas flores delicadas que no te atreves ni a oler por el temor a que se desagan.
Pero todo lo que sube tiene que bajar y es inevitable bajar a la planta baja, ya que en la vida no vale con soñar; hay que enfrentarse a ella. Una vez que te encuentras en los cimientos de la vida te das cuenta que ésta es como es y que no hay más.
Uno crece y aprende a vivir lo que le toca, y uno aprende y se da cuenta que las columnas de la vida son las que sostienen nuestros proyectos y que éstos no eran tan compactos como parecían, pues los cercos de nuestros sueños, los que no están sujetos por la realidad, están derribados.
No es que solamente crezcamos, si no que además maduramos y nos damos cuenta que las raíces de las delicadas flores no se agarran a ninguna tierra con sustancias. La crudeza de la vida te da fuerzas para tocar las raíces colgantes de tus sueños, y compruebas que ni eran reales; que eran de plástico.
Te sientes frustrado al ver en qué han quedado reducidas tus ilusiones y al darte cuenta en la vil estafa que realmente es tu vida. Maldices los libros, películas y familiares que te han hecho creer desde siempre que en la vida todo es de color. Hubiera preferido una fuerte paliza, en vez de lo ridículo que te sientes al darte cuenta de lo ingenuo que has sido. Pero además, te sientes más estúpido cuando ves el reflejo de las sombras de los que están arriba. ¡Disfrutad de los pocos momentos de felicidad que os quedan, ignorantes!

Pero cuando respiras y asumes, te das cuenta que la vida se encuentra llena de restos de tus sueños. Y es entonces cuando sonríes. Tampoco está tan mal, piensas.
Alomejor no son tan diferentes las dos alturas. A pesar de todo, las sigue uniendo una escalera escondida. Alomejor, el sentido de la vida sea buscar siempre esa escalera.

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