sábado, 22 de octubre de 2011

Lygia Pape, una mezcla de estilos

Lygia Pape. Espacio imantado
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
C/ Santa Isabel 52


PATRICIA VASCO CAMPOS

Para interpretar el mensaje que quiere transmitir un artista es preciso estar familiarizado con unos códigos culturales precisos. Así, para entender la obra de Lygia Pape es necesario informarse sobre las transformaciones surgidas en Brasil en a década de los 50.

El hilo conductor de la exposición es el poema que transciende su condición semántica para ser conocido a través de dibujos, grabados, esculturas, vídeos… Muchos tipos de representación artística se juntan en esta muestra en la que se mezcla lo literario con lo plástico. Esto es causado por el movimiento neoconcreto que sigue la artista, una ruptura con el canon constructivista.

En esta exposición Pape ha querido remarcar la importancia del espectador con respecto a la obra. El elemento clave a lo largo de todas las salas es la subjetividad y participación del espectador en la obra. De este modo se halla en la primera sala un conjunto de platos en el suelo llenos de líquidos con diferentes colores y pipetas al lado para que el público pueda probar los sabores de los diferentes recipientes y pueda, a la vez, comparar en los vídeos y en las fotografías dispuestas a lo largo de toda la habitación cómo lo hacen las tribus de Brasil.

En la primera parte de la sala se rastrean los inicios del “Grupo Frente” al que perteneció Pape. Avanzando a lo largo de las habitaciones se encuentran dibujos en los que se observan recreos matemáticos y en los grabados se comienza a jugar con la luz, que es una constante a lo largo de toda la exposición y que tendrá su mayor expresión en la última estancia negra donde se encuentra gran cantidad de hilos que van desde el techo hasta el suelo creando formas parecidas a los haces de luz y que, con la ayuda de unos focos amarillos, dan la sensación de que la luz se hace material y dibuja el espacio. Esta imagen de los haces elaborados por la propia luz incidiendo en los materiales manifiesta una nueva expresión de espacio poético.

En otra de las salas oscuras que se pueden encontrar en esta muestra aparecen objetos con formas geométricas (de nuevo la visión matemática). A cada lado de la habitación se situaba un tipo de figura (cilindros y rectángulos) de colores distintos. Aquí son los espectadores los que forman una coreografía al andar entre las figuras, y por eso este apartado recibe por nombre “Ballet”.

Pasa prácticamente desapercibida “Divisor”, una de las obras más representativas de esta gran exposición. Se trata de una iniciativa en la que Pape se vale de viandantes de diferentes ciudades para crear su arte. Aunque en el vídeo de la exposición sólo se muestra una ciudad, la artista ha ido llevando esta creación a diferentes lugares. Es una metáfora del cuerpo unitario en la que todos dejan de ser individuos para convertirse en un todo.

Esta exposición es sin duda una de las más prolíferas de Pape y a la que más sentido “humano” le ha otorgado.

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