jueves, 20 de octubre de 2011

GULA Y LUJURIA... ¡PRESENTES!

Espacio Imantado, por Lygia Pape.

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
C/Santa Isabel, 52 (Madrid)

DANIEL TORRESANO PLAZA

Miedo, que a la vez se convirtió en curiosidad. Eso fue lo que, a primera vista, experimenté en la exposición de Lygia Pape, artista consolidada y natural de Brasil. Nada más entrar a la exposición me doy cuenta de que se puede representar el arte no sólo en cuadros, esculturas, grabados o dibujos, sino también en vídeos. Al principio me sentía desconcertado, quería salir de allí como fuera, era todo tan extraño... pero finalmente no fue para tanto.

El hilo conductor de la exposición lo encontramos en el poema, que, de alguna manera, se transmite al cuerpo y al sujeto. El trabajo de Lygia introduce un elemento clave: La subjetividad, unida a la participación del espectador en la obra. Un ejemplo de ello lo encontramos en la Roda dos prazeres, la cual incita a una toma de conciencia de los sentidos, saborear y teñirse la lengua de distintos colores.

Llegamos ahora a las series de pinturas que podrían ser consideradas juegos matemáticos. Compuestas por varias piezas cuyo principal elemento son las figuras geométricas, como el círculo, el triángulo y el cuadrado. Sinceramente, esta parte de la exposición me dejó bastante frío, no entendía su significado, salvo eso mismo, meras figuras geométricas. No puedo decir lo mismo de Livro do tempo, que despertó mi curiosidad al instante. Una gran explanada geométrica repartida a lo largo y ancho de un muro formado por 365 piezas con una gran variedad cromática y correspondientes a los días del año. En la misma sala se encuentra Livro da arquitetura, que explora el potencial de las figuras arquitectónicas. También podemos encontrar los llamados Tecelares, grabados realizados en madera, en los que empieza a jugar con la luz, un objetivo muy definido en su carrera.

Y por fin llegamos a la parte que, en mi opinión, destacaría de la exposición. Divisor es una de ellas, grabado en un vídeo que proyecta una escena en la que varias personas están implicadas en una sábana blanca de la cual sólo se les ve la cabeza. Representa una metáfora del hombre como ser unido e incita a la movilización colectiva pero que también puede ser una acción individual debido a la separación entre cabeza y cabeza.

Otro espacio que encontramos es el dedicado a las películas. Algunos de ellos con elementos antropófagos. Pape brinda una gran importancia a dos de los pecados capitales, gula y lujuria. La gula, representada por las cucarachas de la vitrina y las hormigas de un cartel, y ambos representados perfectamente en un pequeño corto cuyos protagonistas son unos labios (Eat me), este último haciendo referencia a la dimensión erótica asociada al consumo. Wampirou daba realmente miedo.

Por último, encontramos las Ttéias, obra cumbre de su último período. Compuesta por varios hilos metálicos que representan haces de luz. La luz describe el espacio, se vuelve completamente inmaterial. Esta obra llega a la expresión máxima del espacio poético. Aunque, desde mi punto de vista, el entorno dado en el Museo no es demasiado apto para dar ese ambiente de misterio y misticismo.


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