lunes, 24 de octubre de 2011

Impulsos, creaciones, conclusiones. El arte de Lygia Pape.

Lygia Pape, "Espacio imantado"

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
C/ Santa Isabel ,52
Madrid

Por: Andrea Domínguez Ocampos

" Quiero trabajar con un estado poético intensamente. Estoy en busca del poema."
Estas son las palabras de la artista en una de sus últimas intervenciones sobre su producción artística y la intencionalidad.
Por medio de diferentes formas de hacer arte como son la escultura, la pintura, la fotografía, la cinematografía, la xilografía, etcétera, lo podemos percibir, sentir ese poema que Lygia Pape ansiaba descubrir. La artista logra que nos encontremos de frente con un poema que trata, sobre todo, de la humanidad, de la sociedad y, por qué no decirlo, del instinto animal que perdura en el ser humano.
Ese instinto animal, patente en muchas de sus obras, puede que floreciese ,en especial, cuando la artista quedó fuera del Grupo Frente, donde producía obras rígidas y geométricas como Tecelares, Jogos vectorais o Jogos matemáticos. Es a partir de esa separación cuando Pape entró de lleno en una producción artística neoconcreta de carácter trasgresor y reivindicativo. En contraposición con el concepto "Concretismo", creado por Theo Van Doesburg, nace un nuevo movimiento que tuvo gran relevancia en el país de la artista, Brasil, por significar una ruptura con lo establecido.
El primer paso hacia esa ruptura fueron los Balés neoconcretos en los que Pape demuestra como la geometría también tiene movimiento y que puede reproducir algo tan humano como la danza.
Adentrándonos en otras salas, el cambio es cada vez más notable y sientes cómo ha ido evolucionando su forma de hacer arte y, siendo un poco trascendentales, sientes la vida de la artista en cada obra. La artista deja con sus fotografías, sus videos y sus libros, gran parte de su formación como artista pero también como persona. Plasma sus inquietudes, sus ideales en cada parte del material que utiliza y lo mejor de todo, nos sentimos identificados porque todos queremos formar parte de la sociedad y aportar un poco de nosotros (por ejemplo, en Ovos o en Divisor podemos ver representado esto); pero también tenemos ese lado salvaje, egoísta y devorador que tienen las cucarachas o las hormigas expuestas en las vitrinas, además de un lado hedonista y lujurioso que, sin duda alguna, vemos plasmado en Eat me, en Wampirou o en Roda dos prazeres.

Todas estas obras, son obras que dejan una sensación de perplejidad y confusión primeramente, pero esa confusión nace porque el visitante se da cuenta de algo muy relevante: ¿ Realmente todos funcionamos así, casi como animales irracionales? Efectivamente, todo ser humano se mueve por impulsos y sentimientos que a veces no es capaz de controlar. ¿Qué ha de hacer para controlarlos? Pararse a razonar.

Y qué mejor ejemplo que la obra final de esta artista, las Ttéias, composiciones de hilos plateados formando cilindros e hilos dorados formando prismas cuadrados tensados de una superficie a otra. Es en esta última sala donde encuentras al verdadero animal civilizado, pues es un lugar para reflexionar con el espacio, para darse cuenta de que con la razón se pueden crear cosas bellas a partir de la simpleza, para, en definitiva, leer entre los hilos iluminados ese poema que Lygia Pape tanto buscaba.

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