domingo, 23 de octubre de 2011

Ver. Experimentar. Sentir

Lygia Pape, "Espacio imantado"
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, C/ Santa Isabel, 52
Por Laura Herrero García



El Museo Reina Sofía ha realizado una gran retrospectiva de la artista brasileña Lygia Pape (Nova Friburgo, 1927- Río de Janeiro, 2004), figura clave para entender el arte del siglo XX en Latinoamérica. Sin embargo, es una artista casi desconocida en Europa hasta la Bienal de Venecia de 2009, donde se empezó a situar a Pape como una artista innovadora y referencial en las Vanguardias.

Esta exposición reúne por primera vez, siete años después de su fallecimiento, su variada producción artística, que incluye sus inicios como miembro del Grupo Frente y realiza un recorrido por las obras que ayudaron a sentar las bases de un nuevo concepto del arte, el neoconcretismo. Este movimiento nace como respuesta al exacerbado racionalismo del arte concreto, iniciado con el progreso y la industrialización en los años 50 en Brasil. En 1959 un grupo de artistas, entre ellos Lygia Pape, firman el Manifiesto Neoconcreto y realizan su primera exposición en la que la obra de arte pasó a considerarse una proposición abierta y subjetiva, no se limita a ocupar un lugar en el espacio objetivo. La obra interactúa con el espectador, que realiza una lectura y comprensión de ella a partir de sus vivencias y conocimientos.

La exposición comienza con una serie de obras de figuras geométricas, que se enmarcan dentro del periodo concreto de la artista; Destaca Tecelares (1953), una serie de obras de xilografía donde intenta identificar la forma y el fondo. Siguiendo el recorrido podemos advertir la evolución en la artista, que experimenta con nuevos soportes e intenta acercarse al espectador a través de la palabra. Los Poemas Luz (1956-1957) y los Poemas objeto (1957) reflejan la subjetividad y emotividad del lenguaje, que perdura en la memoria y toma forma en la conciencia en forma de pensamientos y sensaciones.

La Caixa de baratas y Caixa de formigas (1967) impactan por su presentación formal en un pedestal, que produce una intensa emoción indefinida. Lygia Pape les otorga un fuerte contenido crítico, se burla del arte institucionalizado en museos a la vez que critica la dictadura vivida en Brasil desde 1964. Así, comienza un periodo en el que intensifica la experimentación sensorial y participativa; destaca Divisor, obra de fuerte carácter poético, que muestra un grupo de personas conectadas mediante una sábana. La artista crea un mundo de sensaciones que unen al ser humano y lo hacen latir. También data de esta época Roda dos prazeres, en la que los numerosos cuencos de colores y distintos sabores intentan profundizar en la importancia de los sentidos.

Lygia Pape también experimenta con la fotografía y el cine como medios de emocionar al espectador. Incluye trabajos como Espacios imantados (1968), que comprende una serie de fotografías de acciones cotidianas. Impacta el corto Eat me (1975) por la forma visceral y erótica de tratar el tema del consumismo.

Su última obra, Ttéias (1977-200), trata de forma impresionante la abstracción del espacio a través de enormes estructuras de filamentos dorados, que juegan con la luz y las sombras.

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