lunes, 24 de octubre de 2011

¿Elocuencia o paranoia?

Lygia Pape. “Espacio imantado”, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, C/ Santa Isabel, 52

Marina Fernández Navas

Durante algo más de cuatro meses (del 25 de mayo al 3 de octubre) ha estado expuesta en el Museo Reina Sofía la obra de la artista brasileña Lygia Pape. La exposición recogía parte de la colección de la autora a lo largo de su vida.
Compuesta por pintura, grabados, fotografías, esculturas, carteleras de cine, vídeos, libros, poemas e incluso cucarachas, se trata de una instalación que no pasa desapercibida y mucho menos deja indiferente al espectador.

La muestra de obras comienza con una serie de cuadros al óleo, pintura industrial y temple sobre madera formando pequeñas piececitas que aportan gran relieve a la imagen y una gran posibilidad de nuevas perspectivas. Juega con las luces y sombras que crean esas piezas de madera.
A continuación se pasa a Tecelar, obra en la que de nuevo trabaja con madera, creando piezas similares al famoso juego del tangram, a las que se suman obras basadas en rayas tanto horizontales como verticales y oblicuas que confunden por carecer de un significado concreto.
Hasta este punto se podría decir que la exposición no ha sido distinta a otras, pero una vez traspasada esta frontera aparece al fin la verdadera Lygia Pape.

Cuatro cilindros blancos y cuatro cubos rojos de gran tamaño en una sala totalmente negra y poco iluminada permiten una interacción con la obra a la vez de provocar un sentimiento de sobrecogimiento al creer que pueden comenzar a moverse de un momento a otro.
Veintiocho cucarachas muertas sobre un espejo y una serie de hormigas sobre “a gula ou a luxúria”, es algo inusual en una exposición de arte. Bajo mi punto de vista llama la atención e intenta mandar un mensaje de protesta.
Imágenes impactantes las que muestra la autora en las fotografías de O ovo, son una muestra de liberación al ver como surgen de esos cubos cubiertos de tela blanca personas que habían aguardado en su interior como si realmente estuvieran rompiendo el cascarón de un huevo.
Divertida y desenfadada es la serie de fotografías (y una proyección de vídeo) de Divisor. Una gran sábana blanca cubre a un montón de personas mostrando así solo sus cabecillas. Forman un único cuerpo. Una inolvidable experiencia para los participantes que produce una mayor colaboración del espectador en la obra.
Livro da arquitetura, formado por pequeñas piezas de papiroflexia en cartulinas de colores es una gran muestra de sencillez comparada con el vasto mural de 365 pequeñas piezas de colores (que parecen un juego de niños), Livro do tempo.

Personalmente, lo más llamativo y peculiar de la exposición ha sido el círculo formado por cuencos llenos de agua de diferentes colores que podían degustar los visitantes, una experiencia totalmente nueva, desenfadada y nueva; y Ttéteias, diferentes hilos –dorados y plateados- que juegan con la luz y la sombra dejando hipnotizado al visitante. Una experiencia única que deja con la boca abierta por su sencillez y su increíble fuerza de atracción.

Una exposición realmente recomendable que deja volar la imaginación.

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