jueves, 13 de octubre de 2011

RECORRIENDO LOS OPUESTOS

Jorge Perianes Categorías. Abierto X obras.
Matadero, Paseo de la Chopera 14, Madrid.
Rebeca Azaustre Mercado.

Desde el 18 de septiembre y hasta el 13 de noviembre de 2011, podemos visitar en el Matadero de Madrid la instalación del artista gallego Jorge Perianes, Categorías, dentro de las exposiciones que han formado parte del espacio Abierto X Obras.

Primeramente, advierto a los maniáticos del orden y la limpieza que lo pasarán bastante mal en esta exposición. Aclaro que no me refiero a que la exposición esté sucia o desordenada… pero he de confesar que me agobié bastante y que tuve que hacer un esfuerzo para no ponerme a barrer el serrín ni a colocar esas maderas de apariencia tan inestable y caótica, pese a la angustia que esto me producía.
Intento dejar mis manías a un lado para lograr disfrutar de la instalación y noto a primera vista una división del mismo espacio en dos conceptos opuestos, que me sitúan en medio de un antagonismo del que no siempre somos conscientes y, sin embargo, meditándolo, pienso que ese dualismo rodea nuestras vidas hasta el punto más cotidiano, como puede suponer esta casa y sus distintas partes.
El autor ha escogido los puntos más opuestos de la casa: el sótano por un lado, frente al desván en el otro. Adereza el sótano con plantas que muestran sus raíces y deja el desván para ubicar el polvo y el desorden.

Desde la civilización egipcia ya se concebía el mundo como un sistema de dualidades (día/noche, vida/muerte, orden/caos). Los dioses se ocupaban de mantener la supremacía del Orden para que no rigiera el Caos.
Filósofos, teólogos, humanistas, feministas… muchos han usado en sus discursos la concepción dual del mundo por antagonismo.
El situar los opuestos de forma paralela hace que cada uno cobre más fuerza dentro de su identidad, por ejemplo, si situamos color blanco al lado de color negro se verá el gran contraste; en cambio, si del blanco al negro hacemos un degradado de grises, el contraste no es tan evidente.

Sin embargo, Jorge Perianes no ha querido excederse y ha evitado recrearse en una separación tan radical de los ambientes, con la acertada finalidad, en mi opinión, de obligar al espectador a adentrarse en la instalación hasta formar parte uno mismo de la obra. El recorrer la instalación supone dotarla de un trayecto evolutivo que rompe con el distanciamiento que crean los opuestos. En vez de contemplar las diferencias de ambos, vamos caminando y cambiando conforme avanzamos por ella. Desde el sótano, donde encontramos esas plantas echando raíces, creciendo, desarrollándose dentro de un espacio; hasta el desván, donde ya no encontramos vida pero si un espacio para recordar lo que acabamos de dejar atrás, ¿es acaso un símil de la trayectoria vital?
En cualquier caso, lo bueno de formar parte de la exposición es que podremos interpretarla según las sensaciones que despierte en nosotros mientras la recorremos, porque lo que sí es seguro es que no puede dejar indiferente a nadie que entre en ella.

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