domingo, 23 de octubre de 2011

Participando de la obra

Lygia Pape
Espacio imantado.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía. C/ Santa Isabel 52.

MOGARRA CERVERA, JUAN ANTONIO.

 En la exposición conmemorativa organizada en el museo Reina Sofía sobre la artista carioca recientemente fallecida, Lygia Pape (1927-2004), podemos contemplar toda su trayectoria y evolución artística.

De su etapa inicial se recoge una muestra de óleos donde predominan las formas geométricas y las masas de colores planos que se cortan. La utilización de colores luminosos contrasta con los tonos oscuros creando una sensación de profundidad y volumen.
La evolución de estas formas geométricas le acerca a los suprematistas y, muy especialmente a Malevich en otras de sus obras, en donde apreciamos la importancia del equilibrio en la composición.

En otras de las piezas se puede intuir una influencia del minimalismo que se manifiesta en ese repliegue de la obra y la serialización del motivo dentro del óleo.

En cuanto a su etapa xilográfica hay una vuelta, una revisión del primitivismo geométrico y una preocupación por la textura. Se puede apreciar la rugosidad de la madera utilizada, el elemento real introducido en el cuadro como ya hiciera Picasso en sus primeros collages.

Esta especie de falso collage queda patente en una serie de obras en donde explota las posibilidades de la geometría y la ilusión óptica. Se utilizan líneas paralelas para formar todo tipo de figuras geométricas y motivos abstractos aparentemente superpuestos.

A partir de este punto de la exposición se observa una maduración del artista y un desarrollo de la autonomía de la obra, que alcanza su punto culminante en la formalización del neoconcretismo.
En este momento se utilizan soportes audiovisuales para poner de manifiesto la idea de tiempo, tan importante en este ismo. Tiempo subjetivo dentro de la obra de arte que se pone de manifiesto en el gran lienzo geométrico Livro do tempo formado por 365 unidades compositivas equivalentes a los días del año.
El otro elemento fundamental dentro del movimiento neoconcreto que es la participación del espectador se ve plasmado de manera paradigmática en la obra “La rueda de los placeres”.
Lo que nos permite afirmar la habilidad de la artista para reflejar de manera directa el mensaje que quiere transmitir a través de sus piezas.

En el ámbito de la fotografía y el la experimentación cinematográfica destacan las escenas urbanas, los acontecimientos cotidianos capaces de congregar a las personas.

El audiovisual Cómeme juega de manera inteligente con la ambigüedad de una gran boca masculina que a su vez representa los genitales femeninos. Consigue provocar al espectador con ese juego erótico de ofrecimiento.

En el último tramo de la exposición nos encontramos con las Ttéias. De nuevo las líneas paralelas, una revisión de esa etapa anterior, sólo que ahora las líneas se desligan del papel y toman el espacio. Su trasformación en escultura nos permite, según el ángulo de visión, proponer múltiples imágenes de la intersección de estas cuerdas. La utilización de la luz proyectada consigue el efecto de aparición/desaparición de la obra también, según la posición del espectador. Se pone de manifiesto nuevamente el papel participativo, incluso constructivo del espectador ante la obra de arte.





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