UN SER, DOS MUNDOS SON
Jorge Perianes. Categorías. Abierto x obras
Matadero, Paseo de la
Chopera, 14.
ALEJANDRO GALLEGO MOLA
El olvido y el recuerdo, la vida
y la muerte, la esperanza y el abatimiento, todos ellos sentimientos que están
presentes en nuestras vidas, en todo lo que rodea nuestro ser, en un principio
parecen ser antagonistas, y efectivamente lo son, pero a la vez son también
compañeros, que van siempre ligados de la mano, complementarios entre sí, los
cuales pueden encajar perfectamente en cualquier contexto, como es el caso de
la exposición Categorías de Jorge Perianes, donde son protagonistas de su nueva
obra, una obra que pretende interiorizar tanto en nuestros más profundos
sentimientos como en los propios del artista.
Jorge Perianes en Categorías nos
presenta arquitectónicamente una metáfora perfectamente ejecutada, la creación
de dos espacios que ocupan prácticamente en su totalidad la sala frigorífica
del matadero, por un lado nos encontramos con un espacio que alberga la vida,
un desván iluminado que aúna una de las características por las que se
identifican sus obras, las plantas y las maderas de pino, las cuales parecen
crecer entre los recuerdos abandonados del artista, pidiendo salir, pidiendo el
volver a nacer de entre las entrañas de sus sentimientos, permitirle tanto al
artista como al espectador que vuelva a experimentar dichas sensaciones que
únicamente serán buenas pues en ese pequeño desván es donde florece nuestros
más bellos recuerdos, nuestra vida. Por otro lado nos encontramos un sótano,
frío, lúgubre, el cual representa los más oscuros pensamientos, el deseo de la
muerte, el abandono, el olvido, el almacenamiento entre los muebles sucios y
empolvados de los recuerdos más tristes,
los recuerdos que pretendemos que desaparezcan, los cuales intentamos deshacernos
de ellos, guardarlos bajo llave, pero no podemos, siempre aparecerán pues
forman parte del hombre.
Los contrastes de luz, el crujido
del suelo a cada paso, plantas y raíces, atmósferas cambiantes, todos estos
elementos ejercen su propio protagonismo en la obra de Jorge Perianes, más allá
del simbolismo, de la representación de los sentimientos, la ejecución
artística es de carácter sobresaliente, una magnífica representación acerca de
los sentimientos o acontecimientos que marcan un antes y un después en nuestra
vida. Tras contemplar con admiración y detenimiento la obra en su conjunto, nos
acordamos de otro aspecto a tratar en su visión de éstos dos simbólicos
espacios, el tiempo, por un lado en ese desván viviente, un tiempo el cual marcha
simplemente al son de la vida, mientras que en el sótano, la arena se ha desvanecido
en un espacio que desea compartir un haz de luz esperanzado.
Dichos espacios antagónicos no son más que el
esqueleto del hombre, la base mediante la cual nos formamos, por un lado el
desván mediante el que encontramos la vida, nuestra vida algo tan bello pero a
la vez efímero pues acaba llegando al sótano donde descansa muerta para la
eternidad, hasta que alguien la vuelva a recuperar, un simple recuerdo que saldrá y volverá a florecer en el desván, tal
vez no corporal, no material, sino como algo que acaba de ser recordado y
permanece vivo en nuestra mente.
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