lunes, 10 de octubre de 2011


UN SER, DOS MUNDOS SON

Jorge Perianes. Categorías. Abierto x obras
Matadero, Paseo de la Chopera, 14.
ALEJANDRO GALLEGO MOLA

El olvido y el recuerdo, la vida y la muerte, la esperanza y el abatimiento, todos ellos sentimientos que están presentes en nuestras vidas, en todo lo que rodea nuestro ser, en un principio parecen ser antagonistas, y efectivamente lo son, pero a la vez son también compañeros, que van siempre ligados de la mano, complementarios entre sí, los cuales pueden encajar perfectamente en cualquier contexto, como es el caso de la exposición Categorías de Jorge Perianes, donde son protagonistas de su nueva obra, una obra que pretende interiorizar tanto en nuestros más profundos sentimientos como en los propios del artista.

Jorge Perianes en Categorías nos presenta arquitectónicamente una metáfora perfectamente ejecutada, la creación de dos espacios que ocupan prácticamente en su totalidad la sala frigorífica del matadero, por un lado nos encontramos con un espacio que alberga la vida, un desván iluminado que aúna una de las características por las que se identifican sus obras, las plantas y las maderas de pino, las cuales parecen crecer entre los recuerdos abandonados del artista, pidiendo salir, pidiendo el volver a nacer de entre las entrañas de sus sentimientos, permitirle tanto al artista como al espectador que vuelva a experimentar dichas sensaciones que únicamente serán buenas pues en ese pequeño desván es donde florece nuestros más bellos recuerdos, nuestra vida. Por otro lado nos encontramos un sótano, frío, lúgubre, el cual representa los más oscuros pensamientos, el deseo de la muerte, el abandono, el olvido, el almacenamiento entre los muebles sucios y empolvados de los recuerdos  más tristes, los recuerdos que pretendemos que desaparezcan, los cuales intentamos deshacernos de ellos, guardarlos bajo llave, pero no podemos, siempre aparecerán pues forman parte del hombre.

Los contrastes de luz, el crujido del suelo a cada paso, plantas y raíces, atmósferas cambiantes, todos estos elementos ejercen su propio protagonismo en la obra de Jorge Perianes, más allá del simbolismo, de la representación de los sentimientos, la ejecución artística es de carácter sobresaliente, una magnífica representación acerca de los sentimientos o acontecimientos que marcan un antes y un después en nuestra vida. Tras contemplar con admiración y detenimiento la obra en su conjunto, nos acordamos de otro aspecto a tratar en su visión de éstos dos simbólicos espacios, el tiempo, por un lado en ese desván viviente, un tiempo el cual marcha simplemente al son de la vida, mientras que en el sótano, la arena se ha desvanecido en un espacio que desea compartir un haz de luz  esperanzado.

 Dichos espacios antagónicos no son más que el esqueleto del hombre, la base mediante la cual nos formamos, por un lado el desván mediante el que encontramos la vida, nuestra vida algo tan bello pero a la vez efímero pues acaba llegando al sótano donde descansa muerta para la eternidad, hasta que alguien la vuelva a recuperar, un simple recuerdo que  saldrá y volverá a florecer en el desván, tal vez no corporal, no material, sino como algo que acaba de ser recordado y permanece vivo en nuestra mente.

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