lunes, 10 de octubre de 2011

En carne propia

Jorge Perianes. Categorías. Abierto x obras

Matadero, Paseo de la Chopera, 14.

Raquel Álvarez Gómez

Abierto por obras. Éste es el nombre que el artista gallego (1974) le ha dado a su exposición de carácter arquitectónico, y desde luego no podría haber acertado más.

Acostumbrados a las exposiciones artísticas representadas en lienzos o en cuadros colgados de una pared pasamos a una exposición estructurada, con elementos construidos, puestos con gran mimo en un lugar que podría considerarse el interior de cada persona. Mezclando realidad y ficción.

Normalmente cuando aprecias una exposición de arte tienes que mirar detenidamente e intentar hacer una recopilación de impresiones a través de lo que observas. En cambio aquí ocurre lo contrario. Empiezas a tener emociones antes incluso de entrar. Vislumbras un espacio oscuro que miras con gran curiosidad y te adentras en lo que podemos llamar dos estancias.

Una planta baja, oscura, dónde la única luz visible es la que te llega de la planta superior. Desde el primer momento que miras evoca una explosión de percepciones, de impactos, como cuando te metes en un sótano lúgubre, sientes cierto miedo y a la vez es un sitio con un halo de misterio y magia.

Te adentras en ti mismo. La estancia muestra el interior de ése sótano algo derruido del que cuelgan en su techo raíces de plantas de plástico que nos transmite la artificialidad de ese mundo interior. Llama realmente la atención el acabado de las paredes del que cuelgan hilos. Te muestra un aspecto derruido y viejo dónde el único atisbo de color lo encuentras en el interior de las cañerías, pequeño polvo de colores vivos, quizá dónde podemos encontrar una franja de ilusión o vida ya que todo en nuestro trastero profundo está muerto.

En el piso superior, que nos recuerda a un desván o a una buhardilla abandonada, la primera sensación que vives,( nunca mejor dicho), es el vértigo. Todo el rato caminas sobre maderas que crujen y dan verosimilitud a la obra, no hay un solo momento que no sientas miedo pensando que el suelo se romperá. Intentando pisar sobre seguro.

Ésta inseguridad que vives, aun sabiendo que nada pasará, forma parte de la vida, de la inseguridad de nuestros pensamientos. En contraposición con el subsuelo, ésta vida superior es más luminosa recordándonos a estas buhardillas de las casas antigüas que, aunque derruidas, le llegan breves rayos de sol, pese a que finalmente ésta luz sigue siendo artificial. Las plantas, en las cuales ahora vemos el tallo y no la raíz, enseñan el epicentro de nuestro interior más superficial. Madera y láminas de metal muestran también la diferenciación de nuestra contrariedad intrínseca. El desorden es una característica visible en los dos mundos. Vida y muerte.

Jorge Perianes ha sabido transmitir las sensaciones que buscaba de manera muy convincente no solo expresándonos sus impresiones, sino haciéndonos partícipes de ellas y metiéndonos en un ambiente desde el cuál podemos empatizar perfectamente con los pensamientos que pretendía reflejar. Después de todo, dicen que no hay mejor manera de entender un punto de vista que vivirlo en carne propia.

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