lunes, 24 de octubre de 2011

La gran Lygia Pape

Espacio imantado

Museo de Arte Contemporaneo Reina Sofia

Santa Isabel 52, 28012 Madrid


Ana Lirón de Robles García

El pasado 3 de octubre, el Museo Nacional de Arte Contemporáneo Reina Sofía cerró las puertas de su exposición de la brasileña Lygia Pape, en la que se hacía una retrospectiva de toda su obra.

Al entrar, sabes que la artista te va a sorprender. El buen olor inunda la entrada a la sala. Un círculo en el suelo formado por platos con líquidos de colores invita al público a jugar con la obra, a mancharse, a jugar con los sentidos, en su “Rueda de Placer”.

Contrastando con esta obra tan llamativa, lo siguiente que aparece es una vitrina con insectos disecados con los que critica la dictadura y el momento claustrofóbico que vivía la sociedad brasileña en ese momento con un “a gula ou a luxuria” escrito en el fondo. Frente a ella se encuentra la que la que quizás sea su obra más conocida: Divisor. Un vídeo en el que juega con unos participantes que sacan la cabeza por unos agujeros hechos en una enorme tela. Se ve a la gente disfrutando con todos sus sentidos de este acontecimiento colectivo, una metáfora del entramado social de la época (año 1968).

A medida que se avanza por la exposición, sorprende la capacidad creativa de la artista, que no deja ningún palo sin tocar. Fotografía, vídeo, escultura, instalación, textos... Todo alrededor de su Brasil natal, donde formó parte del colectivo de arte neoconcretista Grupo Frente, como bien se puede observar en su obra, por el empleo de las formas geométricas. Ya sea en una instalación minimalista de columnas de colores, o la utilización de alambres iluminados creando formas en un espacio, o con una instalación de figuras geométricas sencillos en la pared, usando siempre una paleta de colores cromáticos planos.

Obra extensa la de esta gran artista. Salas y salas para exponer todo lo que nos quiso transmitir. Artista multidisciplinar en su máxima expresión. De una estancia con vídeos se pasaba a otra de instalaciones, a la que a veces no se llegaba a entrar por miedo a que no fuera de la artista y contaminar el discurso, pero te sorprendía que al entrar el nombre de Pape estuviera detrás de unas figuras que no tenían nada que ver con la obra cinematográfica expuesta anteriormente.

Fiel representante de una de las corrientes surgidas a partir del año de las revoluciones, 1968. Pape fue capaz de mostrar los temores de una sociedad como era la brasileña. “El lenguaje no-verbal determinaría una narrativa verbal: la propia estructura es lo que el libro cuenta”, declararía la artista. Su creación y la poesía estaban conectadas entre sí.

Pocos artistas hoy en día son capaces de contar lo mismo, o incluso menos, como lo hizo Lygia Pape. Siempre jugando con los cinco sentidos e incluyendo al espectador dentro de su obra para formar un todo, consiguiendo traspasar las fronteras del idioma. Haciendo arte.

No hay comentarios:

Publicar un comentario