domingo, 23 de octubre de 2011

El color es la forma, la forma es el color.

Espacio imantado, Lygia Pape.
Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.
C/ Santa Isabel 52

Por: Amanda Bittencourt Sarmiento

En 1959 se difunde en Brasil, en la ciudad de Rio de Janeiro, el Manifiesto Neoconcreto; un documento que marcaba el inicio del Movimiento Neoconcreto. Los autores – entre ellos Lygia Pape - conocidos como Grupo Frente, se apoyaban sobre las bases de la fenomenología de Merleau-Ponty y en el holismo de la psicología Gestalt para alejarse de los dogmas impuestos por el concretismo, dejando de lado las definiciones puramente racionalistas, considerando el arte como una realidad empírica y tratando de liberar el sofocado grito de la subjetividad ahogado por los concretistas. El arte neoconcreto fue considerado la “prehistoria del arte brasileño” en cuanto a movimiento que buscaba volver al principio, romper y reconstruir el lenguaje artístico.

La muestra “Espacio Imantado”, que recoge obras de distintos períodos de la carrera artística de Lygia, es una expresión pura de lo instintivo y lo poético, en la que se mezclan distintos lenguajes artísticos, con la experimentación como fuerza motriz. En ella colores, texturas y formas se proyectan sobre el espacio sin un marco que les delimite y cada una de las partes tiene un papel inalienable en la construcción del todo. Las obras "Caixa de Formigas", que originalmente se trataba de una pieza “viva”, y "Caixa de Baratas", una crítica a la alegorización de los museos durante la dictadura instaurada en Brasil en 1964, parecen hacer alusión a esta crítica del "arte vivo" y el "arte muerto". Éste último es considerado por Lygia un arte condenado a la ordenación racionalista, o en este caso, a la descontextualización de elementos que cobran la identidad de obras de arte gracias al uso del pedestal, algo a lo que ya había hecho referencia Duchamp con sus ready mades.

“Adoro a la gente. No consigo entender a las personas que pueden vivir sin querer a los demás”, decía Lygia. Esta afirmación está estrictamente relacionada con su obra, ya que el soporte humano es inherente a la esencia de su arte. El propio espectador confluye en su persona el marco y el pedestal; en él se proyecta la obra y se le invita a aventurarse en lo sensorial, desde una experimentación fenomenológica, perceptiva y reflexiva. En “Balé Neoconcreto”, las formas geométricas literalmente "bailaban" con personajes camuflados en su interior, en una dicotomía entre lo geométrico y lo humano. Si aún cabe duda del papel activo del espectador, en "Roda dos Prazeres" el mismo se convierte en co-autor , experimentando literalmente el “sabor” del arte. Es especialmente importante, además, la transmisión de la cultura popular brasileña expresada a través de videos como el de los indios del Amazonas y el de “Marchinha de Carnaval de Río”, además de los carteles de películas nacionales. En “Eat Me: ¿La gula o la lujuria?”, Lygia nos sitúa en un juego de doble sentido a través de imágenes intercaladas, que nos despiertan una sensación de repulsa e intriga, y nos recuerda la idea Freudiana, de que el impulso provocado por ambos - gula y lujuria - es el mismo.

Lygia Pape era una artista mutante, polifacética, transgresora e irremediablemente humana; la dama del neoconcretismo brasileño hizo de su arte un apasionado modo de vida.

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