miércoles, 5 de octubre de 2011

¡Avalancha!

My Ross Island, en la galería Max Estrella, en la calle Santo Tomé 6, patio. Ribbons, en la galería la Caja Negra, en la calle Fernando IV, 17-2º Izquierda.

Por Ramiro López Abril.

En esta ocasión, el joven artista Nico Munuera, nos presenta una serie de obras divididas en dos exposiciones que comparten un elemento común: La búsqueda del colorido. Aunque aquí acaba cualquier similitud, pues son radicalmente opuestas la una a la otra.

La muestra My Ross Island se compone de una serie de cuadros en el que predomina el blanco, simbolizando la nieve de un paisaje nevado, en el que aparecen líneas y manchas de colores, que a la vez se ocultan levemente con el color blanco. Esta exposición nace por la búsqueda de una aventura como la que vivió Shackleton, pero también, de alguna forma, conmemorando esa aventura. Por otro lado, está la exposición Ribbons, en la que vemos una gran cantidad de cuadros formados por líneas de colores que van cambiando gradualmente. El artista dice haber encontrado la inspiración en las insignias, en los paisajes nevados, y en las banderas.

Dicho esto, ¿qué es lo que nos esperamos como espectador? Bien, por una parte el espectador podría destacar el gran colorido que prima en ambas exposiciones, en especial en Ribbons. Pero también podría señalar, -siendo muy optimistas-, un cierto aire de documental. Aunque esto sólo es visible en My Ross Island. De la misma forma, el espectador podría quedar agradado por el rico contraste entre blanco y color en esa misma muestra. Pero por la otra parte, el espectador quedará atrapado en una avalancha artística (metafóricamente hablando). Es decir, quedará saturado por la ingente cantidad de obras y por la extrema repetición sistemática y sencillez de las mismas. El espectador pensará que hay una carencia absoluta de originalidad. Para agravar la situación, el espectador no hallará mensaje alguno en las exposiciones; sólo serán capaces de ver algo parecido a un paisaje, y líneas de colores. Para colmo, no habrá información útil para que el pobre espectador comprenda mínimamente la exposición Ribbons. Pero por suerte sí encontrará algo de información para entender My Ross Island. También hay que señalar un rasgo del que carecen estas exposiciones: belleza estética. Es decir, belleza para la vista. Seguramente, los más críticos dirían incluso que la exposición Ribbons podría resumirse con el proyector que hay en la propia exposición, y así no haber gastado tanto material. En definitiva, el espectador pensará que no hay sentido en las exposiciones; ni de forma individual, ni en conjunto.

En conclusión, estas exposiciones son muy coloridas, y con un juego de contrastes que quedarían divinos en el salón de nuestras casas, pero como exposición tiene una falta total de interés, porque no hay ningún cuadro que llame la atención, hay mucha repetición, no hay mensaje ni idea que transmitir, no disponemos de información para comprender las obras y por último, no hay ningún atractivo estético, es decir, no son cuadros vistosos. Y como decía el pintor francés Eugène Delacroix: “El primer mérito de un cuadro es ser una fiesta para la vista.” Y por desgracia, estas obras no tienen ese mérito.

No hay comentarios:

Publicar un comentario