Nico Munuera. Ribbons y The Ross Island
Galerías: La Caja Negra C/ Fernando VI, 17. Madrid. Max Estrella C/ Santo Tomé, 6. Madrid
Jennifer Merchán Tajuelo.
Nico Munuera (Lorca, 1974)presenta en Madrid una doble exposición con Ribbons y The Ross Island demostrándonos la supremacía de la pintura en el arte junto con el poder de una gran explosión de colores pero ¿realmente puede verse algo más allá de esto? Habría varias respuestas al respecto pero, ciertamente, es difícil encontrar algo a parte de una sensación de monotonía y pesadez al verse en una sala rodeado de franjas en acrílico sobre papel couche, más color pintado sobre la pared de la galería acompañado de unas notas incomprensibles o unos lienzos representando escenas glaciares dando, de nuevo, importancia a la amplia gama cromática que utiliza ( aunque cierto es que Munuera consigue un contraste estupendo entre el blanco nuclear del lienzo y demás colores, reflejando la incidencia del sol en distintos momentos del día en una zona glaciar en la exposición The Ross Island) pero esto no es suficiente, en mi opinión, para hacer sentir algo a el espectador, conmoverlo al fin y al cabo haciendo que no vuelva a casa pensando qué querría expresarle el artista, dejándole con una extraña y molesta sensación de que, o bien está perdido en el arte o le han tomado el pelo, y la segunda, es la peor .
El mensaje de estas exposiciones parece algo más bien personal que sólo el artista es capaz de comprender en su totalidad, como para exponerlo en una galería, donde la mitad del público no va a entender que se intenta expresar si no son personas muy entendidas en el inmenso mundo que es el arte contemporáneo, o por el contrario, tengan una imaginación desbordante, con o sin ayuda.
Todo esto nos conduce a la eterna disputa de ¿es arte todo lo que hoy día se llama arte? Y obviamente, Nico Munuera nos empuja a la polémica con su nueva obra pero, no hay que confundir el arte abstracto con lo ridículo y sencillo, aunque algunas veces sea evidente el ``complejo entramado´´ que esconden muchas obras, sobretodo, de gente consagrada. ¿Este es uno de esos casos? Sólo podría decir que el vacío puede palparse tanto en personas que acuden como en la propia galería. ¡Ignorancia! Dirán algunos, y puede que tengan razón, pero arte es algo más, es sentimiento y cuando alguien no encuentras más que ausencia en algo artístico pierde todo el sentido que podría tener, y la inteligencia no es capaz de iluminarnos haciéndonos comprender aquello que se nos posiciona en frente.
Se Podría decir que se puede llegar a una sensación de abstracción al contemplar las exposiciones, un sentimiento parecido, en gran medida, a observar el infinito sin ver nada en particular ( abstraerse al fin y al cabo) para después regresar mentalmente a nuestro ser y darse cuenta de que uno no se ha cerciorado de lo que ha pasado, esa horrible sensación que es la de sentirse vacío, además de otra igual o más horrible que es la de sentir que no has ganado nada nuevo intelectualmente.
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