Avelino Sala
“Blockhouse.: Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia”
Galería Raquel Ponce
C/ Alameda 5
Madrid, 1 de septiembre al 1 de octubre 2011
Neumáticos en llamas, encapuchados de rostros anónimos, barricadas, antidisturbios, grafittis, un periódico… fragmentos de una realidad que se vivió en la ciudad natal de Avelino Sala (los sucesos de la Naval de Gijón), que bien podrían representar a la totalidad de la cultura occidental. Acontecimientos condensados en la galería de arte contemporáneo Raquel Ponce de Madrid, que el autor entiende como el paradigma de la resistencia romántica.
Es esta idea romántica de derechos y libertades, de la lucha por unos ideales, lo que refleja la serie de dibujos, acuarelas y guaches de la exposición. A diferencia de los soportes que ha utilizado en otros de sus trabajos, en este caso el artista se aleja de la fotografía y el video, de modo que la obra pierde su posible carácter documental y, por ende, de ser una mera trasmisora de hechos, para desarrollar conceptos y participar activamente del pensamiento actual. La exposición no es como una noticia en un periódico, sino una columna de opinión desde la que el autor hace que el arte este vivo y lance una pregunta (o infinitas) a la sociedad que lo contempla, es la presentación de un concepto y de una pregunta sobre el lugar que debe ocupar el arte frente a los nuevos cambios sociales. Pero, ¿Cómo puede participar el arte del presente social? El arte es la expresión sensible de la idea, una expresión de la cultura y es precisamente, desde la cultura, desde donde se ha de ejercer la resistencia.
De nada sirven los actos si no están secundados por ideas y éstas sólo se transmiten a través del saber, de ahí la frase que acompaña a la barricada de negros libros que han de sustituir a los neumáticos, sapere aude. En esta época de masas y globalización en la que vivimos, el individuo puede adoptar dos actitudes, aceptar la situación y dejarse llevar por el sistema u oponer resistencia. Pero esta segunda opción es “incomoda”, hay que mirar y valorar lo que nos rodea, pararse a pensar como reaccionar ante ello para que sus consecuencias sean algo más que un berrinche… y para todo ello hay que atreverse a saber.
Respondiendo a cuestiones referentes a su trabajo en esta exposición, Avelino Sala dijo dos afirmaciones: “El ámbito de la calle es un espacio de libertad donde se pueden contar las cosas y he trasladado esa libertad a la galería” y “Preparo los trabajos conceptualmente y luego los adapto formalmente”. Deambulando por la galería no se puede dejar de ver una estrecha relación entre dicha preparación conceptual y formal del trabajo: frases latinas que antaño fueron lemas y juramentos que expresaban grandes ideales, y que ahora retan al espectador a retomar esa actitud, pero para ello adopta una forma propia de la contemporaneidad, el grafitti; elementos disuasorios como son los antidisturbios (que no dejan de recordar a tropas soldadescas) son representados con la iconografía de las plantillas callejeras, aunque al acercarse uno descubre que su técnica es la acuarela… el hecho de introducir este lenguaje urbano en el ámbito de la galería es un juego dialéctico entre concepto y forma, entre sociedad y arte, que hace que las piezas trasciendan en su significado para convertirse en símbolos de los movimientos de reacción en momentos de crisis.
Personalmente, creo que tras la avalancha de emociones, conceptos y preguntas que suscita el vagar por la galería, al final se encuentra el icono (casi escondido) que condensa las ideas que bullen en la cabeza: un spray destapado, preparado para ser usado, pero que sólo se sostiene en pie si emplea como pedestal un libro.
Sofia Scandella López de Manterola
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