miércoles, 5 de octubre de 2011

LA INCONGRUENCIA DEL MOMENTO

Nico Munuera

“My Ross Island”, Galería Max Estrella, C/Santo Tomé, 6

“Ribbons”, La Caja Negra, C/Fernando VI, 17 2º Izq.

PATRICIA VASCO CAMPOS

“Si se ve menos se imaginará más”. Esta frase de Rousseau es el hilo conductor de la serie de cuadros que Nico Munuera expone en la galería Max Estrella. En ella predomina el color blanco, sobre el que descansan algunas pinceladas de colores que disminuyen la soledad que se transmite con el blanco desolador que inunda todos los cuadros.

Los colores no manchan el lienzo directamente, sino que éstos han sido derramados sobre pintura blanca produciendo ondulaciones que intuyen ráfagas de viento que llevan la nieve de un lado a otro, de una forma sutil que el espectador apenas percibe pero que dan ligereza a la imagen. La gama cromática no representa nada en concreto, aunque se podría interpretar que son los colores de la aurora boreal.

En la exposición Ribbons se muestran cuadros en los que las rayas verticales son el elemento central de la toda la exposición. Los colores van variando dentro del mismo cuadro, aunque sin un orden concreto. Es difícil interpretar el significado de los cuadros ya que no poseen ningún elemento que no sean las ya antes citadas líneas.

Se deduce que el autor tiene una idea del arte muy clara, que no siempre coincide con la del resto. Filón de Alejandría dijo una vez que la obra “refleja la mente del artífice”. Parece que Munuera no entiende el arte como algo hecho con el objetivo de que los demás lo comprendan, sino como un método de expresión propia. “Es bello el objeto de una satisfacción desinteresada” según Kant, así que la obra de Munuera es bella en sí misma porque está creada desde el interior del artista.

Necesario es resaltar que sus producciones no son muy prolíficas en cuanto a número de obras, lo que refuerza aún más la idea del “interior creador” del artista. Munuera no pretende una gran exposición sino que sólo realiza aquellas obras que le son necesarias para comunicar lo que proyecta.

Quizá gran cantidad del público que vaya a las exposiciones pueda pensar que son cuadros que podría hacer un niño pequeño. Sí, es cierto, los dos trabajan desde el interior. Al igual que los niños pequeños, Munuera no dibuja para los demás, sino que elige los colores que quiere y plasmándolos de la manera que considera más conexa: unas veces haciendo líneas verticales con diferentes cromas y otras veces poniendo notas de color sobre fondo blanco. Algunos entendidos explican el problema argumentando que la intencionalidad es la que declina la balanza hacia lo que es arte y lo que no. Nico Munuera busca un fin con su obra (aunque simplemente sea la satisfacción personal), mientras que el niño no.

La gran incoherencia del espectador reside en considerar la obra de Munuera como arte y lo creado por un niño como un simple dibujo sin valor. ¿La diferencia? Munuera es, poco a poco, reconocido por el público mientras que el niño pequeño es eso: sólo un niño cuyas creaciones no merecen la pena.

He aquí la incongruencia del momento.

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