viernes, 7 de octubre de 2011

El color sobre la infinitud.

Nico Munuera
My Ross Island, Galería Max Estrella
Calle Santo Tomé, nº 6
Ribbons, Galería La Caja Negra
Calle Fernando VI, nº 17, 2º izq.

Natalia Gil Serrano

El artista Nico Munuera ha presentado dos exposiciones en Madrid, abiertas hasta el día 12 de noviembre, en donde el protagonista indiscutible es el color, dos formas de trabajarlo mediante la abstracción sobre inmaculados fondos blancos.

En la Galería Max Estrella se muestra My Ross Island, exposición inspirada en dicha isla localizada en el Polo Sur, base de las primeras expediciones que tuvieron lugar en la Antártida durante el siglo XIX. En amplios lienzos blancos que recuerdan a la nieve blanca, pura e imperturbable, se distinguen pequeñas explosiones de color, líneas horizontales que convergen y se extienden como rayos cromáticos arrasando ese paisaje inmaculado, atravesándolo de un lado a otro y que acaba siguiendo su camino hacia el infinito. Colores que rompen ese páramo formado por el hielo inexpugnable. En ese espacio vacío y desolador tal vez Munuera nos representa a esos exploradores que se enfrentaron a un paraje helado y sin vida en busca de algo intangible, de un deseo y una esperanza, una estela marcada por los haces de color que guiaban su camino. Una obra repetitiva, como un eco, conectada incluso en varios lienzos en donde la línea no muere, sino que sigue su camino atravesando la pared de la galería e internándose de nuevo en el soporte escogido por el artista. A veces uno llega a imaginar una melodía que se alza tímida en el silencio plasmada como si se le hubiese hecho una fotografía.

Por el contrario en la Galería de La Caja Negra, Munuera nos presenta un trabajo en donde predominan líneas verticales sobre papel acompañados de una videoanimación, llamado Ribbons. Otra vez explota las posibilidades del color, gamas cromáticas que se superponen en el espacio incluso como experimento, jugando con las texturas y transparencias. Incluso me recordó a cuando de pequeña, al conseguir una nueva caja llena de rotuladores, cogía un folio blanco y comenzaba a probar uno a uno todos los tonos. Expone las gamas multiplicadas por la galería centrando la atención en la infinitud de posibilidades, todo ello dotado de una clara armonía.

Sin duda Munuera ha experimentado con el color en dos obras atractivas visualmente para el espectador pero a la vez demasiado repetitivas, los mismos juegos y las mismas técnicas aplicadas una y otra vez como si se tratase de una obsesión pasajera o un gusto por dotar el blanco con gotas de color expandiéndose en el espacio en vez de centrándose en uno único, como cuando la mente te pide pintar algo con todos los colores disponibles pero al tenerla vacía de ideas o imágenes se opta por dibujar sin conciencia nada en concreto, dejando llevar la mano sobre el fondo. Pero eso sí, todo ello dotado de una gran ligereza.

Ambas experiencias a través de la pintura abstracta en su sentido más primitivo por el color. Este artista murciano continua en la línea que nos recuerda a otras de sus obras y exposiciones en donde el color le influye en el discurso de su carrera, la investigación pictórica.

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