jueves, 22 de septiembre de 2011

Quosque tandem abutere patientia nostra?

Blockhouse de Avelino Sala

Galería Raquel Ponce, C/ Alameda 5, Madrid, España

SILVIA SERRANO SÁNCHEZ

- Y sí, así es, nuestro futuro por mucho que algunos ilusos crean que sí, no está en nuestras manos y aunque nos empeñemos en cambiar las cosas y de esta forma poder gozar de un futuro mejor, no somos conscientes de la cantidad de obstáculos que tenemos por delante, puesto que los de “arriba” ya se han asegurando ese futuro mejor a nuestra costa.

Sin embargo, a veces agrada y es esperanzador saber que, mientras muchas personas están inmersas, casi siempre sin ser conscientes de ello (y esto es lo más triste) en ese rebaño automatizado que atrofia su cerebro con reality shows y los últimos estrenos de Hollywood, otras como en este caso Avelino Sala, se dan cuanta de lo que nos rodea actualmente.

Cuadros fríos y chocantes plagan la exposición de este asturiano que logra reflejar con gran maestría el problema de los astilleros de Gijón, pero no solamente eso, sino que además consigue extrapolar el tema a la violencia en general.

Resulta interesante el juego que utiliza el pintor para mostrarnos las dos caras de Asturias, colores vivos y cálidos para los bellos paisajes y creaciones en blanco y negro que evocan tristeza y que recuerdan a la cruda realidad, haciendo referencia a las altas tasas de paro debido al cierre de la mayor parte de astilleros, pero también haciendo referencia a otros movimientos de protesta tales como el 15-M.

Pero, ¿cómo hacer frente a todas estas injusticias sociales?

Hay muchas formas, pero, y aquí estoy de acuerdo con el pintor, una buena forma es la cultura.

Unas siluetas que surgen en la pared adivinándose como policías dispuestos a cargar frente a un hombre mucho más pequeño y solo (representación de si mismo) pero que les mira fijamente y les planta cara sin más armas que una montaña de libros sobre la que está subido, es una buena forma de expresar que la cultura y el saber son el arma más poderosa, si se sabe utilizar, que el hombre entre sus infinitos errores ha creado de forma acertada.

Otro detalle llamativo y que no se puede pasar por alto ni obviar son los tres graffitis en latín (sapere aude, concedo nulli y audentes fortuna iuvat) que se pueden ver en toda la exposición. De esta manera se contrapone la cultura urbana, con una de las formas más exquisitas de demostrar que se posee cierto nivel de conocimiento, de este modo el pintor no se sale de la idea principal de la exposición, que es utilizar la razón como arma defensora.

En resumen, resulta una exposición creativa y crítica con nuestro tiempo, un tiempo que pide a gritos iniciativas como ésta, un tiempo que pide acción, que pide individuos con ideas claras, que lleven consigo el progreso y que logren sacarnos de este agujero negro en el que estamos sumidos, aunque… ¡cuidado!, porque como ya sabemos y como dice el cantautor cubano Silvio Rodríguez “lo más terrible se aprende enseguida y lo hermoso nos cuesta la vida”.

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