Blockhouse. Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia. Avelino Sala. Galería Raquel Ponce. C/Alameda 5
Por: Amanda Valdés Sánchez
Si como decía el escritor cubano José Martí “Más vale trinchera de ideas que trinchera de piedras”, el mejor material para construir nuestra barricada en tiempo de guerra es un libro. En torno a esta metáfora gira la exposición de Avelino Sala en la Galería Raquel Ponce. A raíz del conflicto de los astilleros asturianos Sala crea una serie muy acertada de acuarelas en las que describe un ambiente en el que la brutalidad de la maquinaria industrial contrasta con el apacible paisaje del norte y la dulzura de la técnica. En el espacio expositivo Sala proclama en clave callejera cierta admiración por la sabiduría de los autores clásicos. El significado se completa con tres instalaciones de gran fuerza expresiva con las que el artista asturiano transmite un compromiso con la cultura como defensa ante situaciones de violencia, como la que se viven en Asturias. Sala trasciende la problemática de los astilleros y hace apología del saber como sostén principal en la lucha contra la injusticia, simbolizada por las revueltas urbanas.
En estos tiempos de indolencia e incertidumbre tanto en el terreno político como económico, la obra de Sala y en especial esta exposición resulta muy oportuna, ya que anima al cultivo del conocimiento como faro guía entre la niebla. El mensaje es una epifanía a voces del poder de la palabra sobre la fuerza, y a pesar de la recurrencia de esta idea, esta es a menudo ignorada por una sociedad que profesa un culto ciego a la idealizada democracia y que considera la rebelión y los disturbios algo de otro mundo más crudo, más extremo y en definitiva más lejano.
Pero la obra de Avelino transmite algo más, las ideas son las que mueven a la gente, son las que consolidan mentalidades son las que tal como se ve en una de las instalaciones permiten a un pequeño personaje reunir el valor para enfrentarse a una legión de policías anti disturbios. Esta serie de obras inspiradas en la convulsión de las ciudades, parece evocar los inicios de las grandes revoluciones pero ante las cuales estas pequeñas turbulencias parecen tener ciertas carencias. Frente a las grandes ideologías que desencadenaron los movimientos del siglo pasado, las llamadas de atención sobre los fallos del sistema son a menudo de tipo marginal, marcadas por la violencia y sin un proyecto de reconstrucción tras la tan anhelada reforma. Es por ello que la obra de este artista resulta un tanto profética, cuando de repente la queja, el deseo de cambio y las movilizaciones ciudadanas llegan por fin a nuestro mundo con movimientos como el del 15-M. Aparece ahora la necesidad de que la claridad de luces y el conocimiento respalde un movimiento que aunque ansioso de renovación parece tener más preguntas que respuestas. Y es que sin lugar a duda ya sea como arma defensiva o como apoyo en la batalla, a la hora de la verdad, más que las pistolas, las porras o los cócteles molotov, un buen libro es el arma más potente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario