viernes, 23 de septiembre de 2011

La rebelión de los corderos

Blockhouse. Por Avelino Sala. Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia.

Galería Raquel Ponce en la calle Alameda 5, Madrid.

DANIEL TORRESANO PLAZA

Los ciudadanos decidieron sublevarse hasta hace poco, llamando a los gritos de protesta y unión. Las manifestaciones se han convertido en uno de los temas más relevantes de hoy en día, en las cuales cientos de ciudadanos exponen su derecho a exigir un cambio. Avelino Sala, natural de Gijón, nos presenta una exposición que abarca este tema, en el cual ensalza a la cultura como el pilar fundamental de la sociedad.

La exposición se compone de varias obras. Situada en un gran muro negro, se representa en unos dibujos a los antidisturbios en color negro, lo cual puede indicar una crítica. Frente a ellos, se sitúa un pequeño muñeco con la cara medio tapada y con capucha, en actitud un tanto desafiante, pero no por ello incorrecta, ensalzado sobre una columna de libros apilados lacados en negro. Esto último podría indicar claramente el reclamo hacia la cultura, la cual está por encima de todas las cosas.

El ambiente insta a crear un muro o trinchera que nos proteja de la situación, y esto queda representado en la destacable trinchera formada también por libros negros, la cual forma un muro de saber y cultura, que, al fin y al cabo, es la herramienta más potente que tenemos. Junto a ella, encontramos una frase en latín: Sapere Aude! Con esto, el artista pretende transmitir que el latín es incongruente con las capuchas.

En otra obra, un dibujo de un joven con gorra y la cara medio tapada, cuya mirada no transmite ningún miedo ante lo que acontece, sino valentía y confianza en él mismo. Junto a él, volvemos a encontrar una frase en latín realizada con el ya famoso spray negro, la cual cita el célebre lema del gran humanista Erasmo: Concedo Nulli (No cedo ante nadie). Esto podría ser un claro ejemplo de resistencia ante aquello que te hace daño.

Tras las obras escultóricas, podemos observar una serie de acuarelas y gouaches sobre papel, de la cual la que más destaca es la que muestra dos especies de grúas, situadas en los astilleros de Naval Gijón. Las demás representan a hombres quemando neumáticos (podría ser en señal de protesta), un tirachinas y un hombre de espaldas con el nombre del astillero, los cuales representan a sus trabajadores.

La última obra que podemos encontrar del artista asturiano, es otro dibujo del mismo joven, ante el cual se alza una especie de prisma en el cual se sitúa el spray negro sin el difusor, y dos libros lacados. En el pañuelo que tapa media cara del joven, se puede apreciar el símbolo comunista.

En conclusión, la propuesta de Avelino Sala no defraudaría a ninguno de los asistentes a la exposición, aunque a primera vista uno se preguntara de qué podía tratar todo esto. En mi opinión, todo en la obra es correcto, como la utilización del negro como señal de protesta ante la situación que viven los trabajadores de los astilleros, los cuales, hartos de ser manipulados, se rebelan para reclamar lo que les pertenece. Robar un pellizco de tiempo de una tarde no estaría de más para contemplar tan excelente trabajo.

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