viernes, 23 de septiembre de 2011

¡MANOS ARRIBA, ESTO ES UN ATRACO!

Avelino Sala. Blockhouse. Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia.

Galería Raquel Ponce C/ Alameda, 5, Madrid.

Juan José García Rodríguez


Así se encuentra hoy Avelino Sala en su exposición “Blockhouse” de la calle Alameda 5, como un neumático prendido de fuego necesitando que ruede y colisione con algún otro individuo, como si pretendiese un efecto dominó, no solo para despertar al espectador del sueño en el que nos hemos acostumbrado a vivir sino a prender la mecha que hay en nosotros mismos para alumbrar a todo aquél que se encuentre en un estado en el cual se atreve a opinar y a criticar pero no a buscar soluciones y ponerlas en práctica.

Una serie de libros tintados de negro superpuestos formando una trinchera, un personaje rebelde que se atreve a representar a cada espectador en momentos de tensión con la realidad en la que vivimos frente a un conjunto de policías armados dispuestos a lapidar su ideal y una sucesión de acuarelas y grafito en los cuales la indignación, la violencia y el tremendo dolor de una sed no colmada por una simple palabra que es la justicia; sin olvidarnos de esos grafitis en latín, demostrando que no es una pequeña rebeldía para dejar una huella de ¡he estado aquí! sino que se ha estado leyendo un par de libros de esos que ha colocado mientras permanecía detrás de su resistencia, como escudándose gracias a los grandes pensadores, artistas y literatas; aunque parezca que está solo, toda una historia de errores y aciertos, de adelantos y de atrasos le han acompañado para darse cuenta de que el mundo sigue igual de injusto, como si estuviera enfadándose continuamente con nosotros; esto da pie a pensar, qué estamos haciendo mal, qué es lo que nos une para poder vivir en paz, estamos buscando bien, qué es la verdad…

Quien cruce las puertas de la galería no tiene que ponerse a pensar mucho solo dejar que la exposición haga de parturienta, como la madre de Sócrates, y nos ayude a dar a luz eso que permanece oculto en nosotros para ofrecerle unas alas y salir de la jaula. Esa frustración que tiene el hombre, no el actual sino el de otras épocas anteriores a nosotros como es la de desear fabricar un mundo mejor en el que desaparezca el dolor, el sufrimiento y el miedo. No creo que ese muñequito alzado gracias a los hechos del pasado pueda vencer de una manera heroica ante una serie de policías que desgraciadamente piensan lo mismo que él. Hasta tal punto ha llegado esta sociedad en la que estamos dispuestos a pisar y a aplastar al de al lado porque sin trabajo no hay comida, y el que no come se muere.

Quizás Avelino Sala puede escudarse en esos libros tintados o simplemente quiera ser una llamada de atención al espectador para que despierte con esos colores tan extremistas o negro o blanco que contrastan mucho a su vez con la esperanza del color del fuego que arrasa con lo injusto con lo inhumano. Y yo me pregunto: “¿Ecce Homo?”.

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